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Durante los primeros tres años del gobierno del presidente Gustavo Petro, un grupo de personas comprometidas con el cambio construimos varias políticas y hojas de ruta con sus respectivas acciones, que tienen como objetivo reemplazar el extractivismo y el rentismo por una economía más productiva y de mejor inserción en las cadenas de valor, impulsando a la economía popular y el campesinado. Como resultado de semejante tarea, hemos identificado y avanzado en enormes oportunidades de transformación productiva para el país y, también, barreras muy difíciles de tumbar.
La desindustrialización del país ocurrió bajo el precepto de que, con petróleo, carbón y unos pocos monocultivos, el país tendría suficientes recursos para importar todo el resto de los bienes y servicios que se consumen. El déficit de cuenta corriente persistente durante dos décadas da cuenta del fracaso de esta visión. Para 2024 fue el más bajo en ese periodo.
El resto de lo que constituye la estructura económica y laboral del país quedó mayoritariamente en manos del mercado, pero no uno de competencia, sino de la supervivencia, la baja productividad y el rebusque; y también, de productores de bienes y servicios insignias que debemos seguir defendiendo. A quienes les fue muy, muy bien en este ejercicio fue a los rentistas: dícese de aquella actividad económica en donde el Estado asume los riesgos y un conjunto de sectores se especializan en capturar las ganancias; ganancias que se pagan con el Presupuesto General de la Nación, y que para hacerlo obligó a veinte reformas tributarias en ese mismo periodo de desindustrialización.
Conocer a fondo este escenario nos ha permitido entender y transitar los retos de construir una nueva economía. Por supuesto que tomará muchos años, sin embargo, lo positivo y valioso es haber puesto la discusión nuevamente sobre la mesa, con la primera política industrial que se construye en tres décadas, en armonía con las metas frente al cambio climático, la reforma laboral y pensional. Además, el impulso de sectores productivos en los territorios mediante medidas de política comercial, la expedición por primera vez de un Certificado de Reembolso Tributario para exportadores de bienes y servicios no tradicionales, la lucha institucional -en el propio Estado- que se da para que se comprenda que no es lo mismo importar que producir, los cambios normativos y regulatorios que se han dado y las nuevas inversiones productivas que están llegando al país. No se puede retroceder en este propósito.
Resulta preocupante que el crecimiento se fundamente principalmente en el consumo del sector público y el consumo de los hogares, puesto que esto no es sostenible
Se da más valor a los comentarios de los selfituristas que a lo que te pueda recomendar un profesional que conoce la atracción, el monumento, la ciudad… y la ha visitado unas cuantas veces