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Analistas 10/05/2023

Arrecifes de energía

María de los Ángeles Manrique
Gerente de Chevron Colombia

Si hay algo claro es que la educación puede transformar el mundo. En tiempos donde se hace urgente y necesario poner los ojos en el cuidado y protección del medio ambiente, todo esfuerzo suma. Si entendemos el universo de la diversidad biológica como un conjunto de organismos vivos con los que compartimos el planeta, valdría la pena poner la lupa en la biodiversidad marina. De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Colombia cuenta con más de 180.000 hectáreas de corales, donde Providencia se destaca como la tercera formación arrecifal más grande del mundo. Sin embargo, los arrecifes de coral están en peligro por el cambio climático.

Aquí es donde la educación toma protagonismo. Recientemente se presentó el proyecto “Arrecifes de Energía”, iniciativa de Chevron y la Fundación Corales de Paz que fortalece la investigación y monitoreo de los arrecifes coralinos, mediante el programa de ciencia ciudadana Reef Check. Apadrinaremos expediciones en el Caribe y Pacífico colombiano, con una primera parada en Santa Marta, Providencia, Cartagena, Rincón del Mar y Arusí, en el Chocó.

Este proyecto de inmersión social se hace vinculando a gobernaciones, alcaldías, al Ministerio de Ambiente, corporaciones autónomas, y de las comunidades quienes nos ayudarán a monitorear el estado de los arrecifes coralinos en estas zonas.

Al realizar este seguimiento en la salud de los arrecifes, se recolectará información clave para la toma de decisiones que beneficien a las comunidades, al turismo y a la pesca responsable, todo con el fin de promover una política del cuidado y conservación, a través de pedagogía y educación, empoderando a las comunidades impactadas, y convirtiéndolas en sus protectoras, para que con lo aprendido continúen extendiendo su cuidado, pues son ellas las directas beneficiarias del proyecto.

Vale la pena resaltar que, durante el año pasado, Chevron Colombia invirtió en ayudar a construir una estación piloto para el cultivo ex-situ de corales en la isla de Santa Catalina, liderado por el equipo científico de Corales de Paz. Con esta instalación se promueve el cultivo y mantenimiento de especies, que luego son trasplantados en el arrecife natural. Adicionalmente, este laboratorio se utiliza como un banco genético de especies sanas para mitigar el efecto de algunas enfermedades que están atacando a las comunidades de corales del Caribe. Antes de este laboratorio en tierra, la comunidad debía salir al mar diariamente para producir 500 fragmentos de corales; sin embargo, hoy en día se pueden producir 6.000 antes de salir al mar, optimizando así la labor, y ahorrando costos.

Este poderoso proyecto, además de ser altamente positivo para las costas colombianas, está generando un importante impacto que acaba de ser reconocido con el premio Alianzas para el Desarrollo Sostenible entregado por la Fundación Sentido Verde. Un hito para el país y para las regiones objetivo.

Sin los arrecifes, una de cada cuatro especies marinas estaría en peligro, 500 millones de personas perderían su fuente de alimento principal, más de 79 economías sufrirían un enorme golpe, y sus costas estarían completamente desprotegidas.

Por lo anterior, iniciativas como éstas, refuerzan la importancia de contar con políticas que sumen esfuerzos para dar mayor visibilidad a su protección. Los resultados de este tipo de dinámicas traerán bienestar social, una mayor consciencia sobre el cuidado y respeto del entorno, y moverá la economía local de forma sostenible, promoviendo así el desarrollo de un país más verde para todos.

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