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Analistas 20/05/2019

TLC e inversión

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

A la hora de hacer cortes de cuentas de los tratados de libre comercio, olvidamos la importancia que dieron en la estabilidad para hacer negocios y a las oportunidades para nuestras exportaciones. En el caso del acuerdo con Estados Unidos, su existencia dejó atrás la incertidumbre por la expectativa de la prórroga unilateral de las preferencias arancelarias por parte de ese país. Siete años después de entrada en vigencia valdría la pena preguntarnos ¿qué pasaría con nuestro comercio sin el TLC?

Fue de amplia difusión que el TLC ha permitido que las exportaciones no minero energéticas pasaran de ser el 17% de las ventas a Estados Unidos en 2012 al 41% el año pasado y que gracias al acuerdo duplicamos el número de partidas arancelarias que pueden ingresar a ese mercado con cero arancel y que hoy llegan a las 10.500, entre otros beneficios. También ha facilitado proveeduría competitiva a través de bienes que llegan de este país y que no se producen en Colombia, para ser transformados o incluidos en procesos que permiten tener una industria colombiana más competitiva.

El TLC también es una plataforma para la inversión por lo que en AmCham Colombia indagamos por otros beneficios que le ha dejado al país como en esa materia y el empleo. Desde 2012, la IED de Estados Unidos ha crecido en todo el mundo, principalmente en Europa y Asia, y en menor medida en Latinoamérica que representa apenas el 17% de la inversión de ese país en el mundo.

Colombia es el quinto destino de la inversión de Estados Unidos en la región, superado por México, Brasil, Chile y Argentina e históricamente cerca del 70% de estos recursos se han destinado a consolidar holdings que realizan diferentes actividades y al desarrollo de servicios financieros no bancarios.

Para el caso colombiano, Estados Unidos ha sido el principal inversionista extranjero (sólo en 2017 España lo superó), con montos en promedio de US$2.300 millones, siendo un comportamiento estable pues la IED en países como Brasil, Chile o Perú ha caído en promedio 2%/año, sin contar con la reducción en Venezuela que es del 12%

Esta es una buena noticia que ratifica el estado de la relación comercial. Adicionalmente, tenemos el impacto en la generación de empleo. Una mirada al Bureau of Economic Analysis muestra que entre 2012 y 2016 las empresas estadounidenses en Colombia generaron 26.000 nuevos empleos llegando a 90.100 puestos de trabajo en más de 15 sectores de la economía con transferencia de conocimiento, tecnología y buenas prácticas.

Para que esta tendencia se mantenga, se requiere de una evolución en la estrategia de atracción de inversión. El trato igualitario a las empresas, la estabilidad jurídica y tributaria son aspectos de la mayor importancia entre los inversionistas. La buena formación de la fuerza laboral aumentar la productividad también es esencial.

La coyuntura internacional, como la tensión comercial, genera nuevas oportunidades y hay que agudizar el radar.

La reciente visita del presidente Iván Duque a los gigantes de la tecnología e innovación, como a la multinacional Cisco, en Estados Unidos y los planes allí suscritos son prometedores. Hay que llevarlos a buen término y pueden ser una de las rutas para que la IED genere empleo en industrias que hoy son el futuro.

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