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Analistas 27/05/2015

Sobre cómo hacerse rico sin trabajar

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR
La República Más
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Si hay un tópico sobre el cual se han vendido libros a empresarios y empleados es sobre estrategia de negocios. En ellos hay consenso sobre la necesidad de diseñar una organización y su estrategia para copar necesidades de los clientes objetivo de la empresa y en el proceso generar un retorno sostenible para los accionistas con el fin de construir organizaciones perdurables. Sin embargo en muchos sectores aún se encuentran empresas que generan rentabilidad por medio de estrategias que no necesariamente generan valor a sus clientes, las empresas rentistas.

Las empresas rentistas tienen la particularidad de explotar esquemas regulatorios ineficientes con el fin de generar utilidades. A diferencia de las empresas que aprovechan oportunidades de arbitraje en el mercado y por ese medio terminan eliminando la causa que genera la falla de mercado, estas empresas se benefician de oportunidades sin crear valor a sus clientes ni a la sociedad y sin corregir las causas que inicialmente generan la oportunidad.

Un ejemplo de empresa rentista se encuentra en los propietarios de buses y taxis que se benefician de la valorización de sus cupos de funcionamiento. Si bien prestan un servicio a sus usuarios que agrega valor transportándolos día a día, gran parte de su rentabilidad proviene de la valorización de un papel, el cupo, que no beneficia a nadie. Ese permiso de funcionamiento  en 1993 no valía nada, en 2004 valía $14 millones y hoy está alrededor de los $105 millones. Eso quiere decir que en 10 años, mientras un conductor de taxi generó con su trabajo y agregando valor a sus usuarios alrededor de $180 millones, los dueños del cupo se lucraron con $90 millones sin generar valor para la sociedad o los usuarios, sin mover un dedo ni pagar impuestos.

Las empresas rentistas se encuentran más frecuentemente en sectores altamente regulados y en sectores monopólicos. Por ejemplo las notarías generan un ingreso desproporcionado con respecto al valor que agregan a la sociedad, mientras que en otros países cualquier abogado puede certificar documentos a precios de mercado. En el mercado de gas natural estuvimos expuestos muchos años a los caprichos de las empresas contratistas del distribuidor de gas que cada tres años, en la revisión de los sistemas, hacían su agosto amparados en interpretaciones de manuales de ingeniería desuetos para exigir el cambio de ubicación de válvulas y calentadores que no tenían ningún sentido para el usuario.

El esquema utilizado por las empresas rentistas normalmente va de la mano del Estado regulador, por lo que su comportamiento se presta para ser antiético y en muchos casos corrupto. En Venezuela hay toda una generación de nuevas fortunas generadas sobre el esquema de tasas de cambio sin crear ningún valor para la sociedad. Como están amparados en normas establecidas, esta generación de riqueza raramente es perseguida judicialmente y por lo tanto perdura en el tiempo.

Es responsabilidad de las tres ramas del poder limitar al máximo los ingresos rentistas evitando distorsionar el mercado por medio de esquemas regulatorios, leyes o jurisprudencia. Dado que en países como Colombia la institucionalidad no controla este tipo de exabruptos, como quedó demostrado en la defensa de los ingresos rentistas de los dueños de taxis por parte del Ministerio de Transporte en el caso de Uber, la sociedad debe utilizar las urnas y la presión social para defenderse de ser asaltada por medio de estos esquemas.

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