#Con-Texto | ¿Y ahora qué?

“La soledad es dura, sobre todo la primera noche en soledad. Irse de la casa es durísimo. Es duro pagar las cuentas solo, sin cómodas divisiones. Duro es también soltar las costumbres de lo cotidiano. Pero lo más duro es volver a culear. Y duro es tratar de durar en ese culeo.

Otro cuerpo. Otro ritmo. Otro aliento. Otro jadeo. Otra lengua. Otra textura. Otra mirada. Otro aproach. Otra conversación postpólvica, (…) el primer polvo tras una separación es más duro que la primera noche en la soledad del nuevo apartamento -¿de soltero?- o de la primera cuenta por pagar en soledad”. Juan Diego Olaya,

El gran Vinicius de Moraes aseguró -en su poema “Fidelidad”- que el amor es eterno mientras dura. Según el Colegio Nacional de Notarios, en el primer trimestre del año en Colombia 2.133 parejas se han separado, es decir, en promedio 28 cada día y una cada hora. Dar el “sí” incluye la posibilidad de convivir con el fantasma de una unión fracasada lo que resta de vida. Melancólico, chocarrero, amable o aterrorizador, dependerá de cómo le fue en esa vida de dos.

“Basta ver a mis hijos para verlo a él. Y eso ya es suficiente para amarlo por encima de todo, a pesar de que no funcionamos más como pareja. Soy una privilegiada porque no a todas las

mujeres les tocó un buen esposo y menos un buen papá de sus hijos. De lo primero, quedé en deuda; de lo segundo, no hay nadie que le llegue a los talones (…) Afortunadamente ya estoy feliz con mi nueva pareja. Es que es un amor diferente. Sé que estamos atados para siempre a pesar de que ya no me quiero acostar con él, no espero un abrazo suyo ni nada del otro mundo. Pero sé que si Dios lo puso en mi camino era por algo muy especial y aún hoy lo siento así”. Isabel Cuervo.

“De vuelta al mercado del usado” son 20 testimonios de personas que rehicieron su vida después de un divorcio. Algunos nostálgicos, otros humorísticos, pero todos enriquecedores. No es un libro para hablar bien o mal de una separación, son experiencias vitales que han tenido el coraje de compartir.

Historías, por ejemplo, de lo duro y costoso que es “levantar” a los 50. La de la mujer que se casa a los 23, se separa a los 27, poco después vuelve a casarse, pero a los 39 enviuda. La de otra, que tras 17 años con el único hombre de su vida y tres hijos, enfrenta la posibilidad de enamorarse.

La paradoja de la vida, lo dice uno de los testimonios, es que un ex es para toda la vida, la pareja actual, no se sabe y el amor… es eterno mientras dura.