Ex o no ex

Fue en Cartagena un 5 de enero, iniciando las vacaciones, cuando la mamá de mi hijo me confirmó lo que tal vez era evidente, pero me negaba a ver. Ya no deseaba continuar la relación. Había procesado su duelo como parte de la decisión. Horas después, yo estaba en un avión rumbo a Bogotá, sintiéndome destrozado, para esperarlos -a ella y al niño- encerrado en el apartamento los 12 días restantes del viaje planeado. Días eternos con sus noches interminables en los que me negaba a iniciar un duelo necesario. En los que me planteaba los escenarios y argumentos posibles para reversar su determinación. Me equivoqué en todos.

Una ruptura no es solo el final de una relación. Es una caída emocional que te lanza de golpe a una realidad que no elegiste. Una de dolor y sufrimiento. Si hay una experiencia que nos atraviesa a todos los seres humanos en algún momento, es el despecho y las decisiones equivocadas a las que nos empuja.

No es el inmenso dolor, es la negación a él lo que nos guía hacia determinaciones que creemos las más razonables. Una de ellas, la de considerar posible y realizable el reversazo de quien se va. La cuestión es cómo lograrlo. Cómo recuperar a tu ex con dignidad. No es una cuestión de simple impulso. En esa palabra se debería centrar cualquier acción en adelante. “Dignidad”. Pensar en ella invita a racionalizar los pasos a seguir.

Suplicar, enviar mensajes, hacer regalos, declararse con desesperación. Todo eso nace del cerebro primario que solo quiere evitar el dolor. Pero en el amor lo desesperado no seduce ni la atracción nace desde la lástima. La reconquista amorosa es un proceso. No empieza con un mensaje. Empieza con un estado. No se basa en lo que tu ex necesita escuchar. Se sostiene en lo que tú necesitas reconstruir.

La negación. Esa etapa en la que crees que todo es un error, que con insistencia lo puedes arreglar. La mente no razona, solo actúa. Te pones en modo “lo que sea con tal de que vuelvas”. Ahí no hay dignidad. Hay angustia. Después la desorganización. No sabes qué hacer. Pruebas con alejarte dos días, inventas una foto con alguien más. Espías. Preguntas. Comparas. Todo con la esperanza de provocar una reacción. Pero solo confirmas que no hay respuesta. Aparece la aceptación. Una lucidez nueva que no es resignación. Entiendes que el amor no se fuerza. Que quizás tu ex también está sufriendo, pero desde otro lugar. Un lugar donde al principio hay sensación de libertad. De haber tomado una buena decisión. De haber cerrado una etapa. Quien se va lo vive distinto. Necesita espacio. Necesita recuperar el control. Siente alivio porque ya venía haciendo su duelo desde antes.

Recupera a tu ex con dignidad es el libro del experto Patrice Lafforgue. Un paso a paso para la reconquista amorosa, si ese es tu propósito. No asegura el éxito porque si lo haces todo bien, puede que en el proceso -como hace 10 años me pasó a mí- prefieras recuperarte a ti.