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La dedicatoria que Pedro Baños estampó sobre mi libro no la escribió para mí si no para mi hijo de 9 años. No es para menos, el diagnóstico que hace sobre el sistema actual en el mundo puede ser desconcertante para cualquier padre y necesitamos esperanza.
Problemas que van desde la fragmentación social, la radicalización, el desempleo juvenil, la desilusión, el descrédito de la política, la desconfianza en la democracia, el imperio de la tecnología, hasta la soledad y la proliferación de mascotas. “Si hablamos del ámbito geopolítico, ahora mismo hay una guerra, casi me atrevo a decir a muerte, geoeconómica. Esto es el intento de transformación de todo el panorama económico mundial, ahora mismo liderado por Estados Unidos con la preeminencia del dólar y otra parte del mundo liderado por China que quiere cambiarlo a pasos agigantados.
Pero si bajamos un poco al terreno que más nos puede afectar como personas, me preocupa una polarización económica. La clase media está desapareciendo. En España hay personas que eran clase media y que están yendo a las colas del hambre a pedir para comer, eso es terrible”.
El libro, escrito desde su óptica personal como especialista en geopolítica y relaciones internacionales, pretende ser esperanza.
Sus soluciones parten desde unas necesidades comunes bien marcadas, como “otro tipo de liderazgo que nos hable en todos los países de unidad, no de enfrentamiento, que es lo que nos hace falta. Por supuesto, la educación, sembrar para el día de mañana. También algo muy importante, ver cómo podemos mejorar la democracia. Estamos abrumados por tantos casos de corrupción, pero aletargados al mismo tiempo porque no reaccionamos. He estado viendo las televisiones de distintos países de América y me recuerda todos los días a lo que veo en España. Son prácticamente lo mismo.
Escándalos, uno tras otro, de todo signo político. Esto es inaceptable. También, al mismo tiempo, la injerencia de la política en la judicatura. Es decir, que se está perdiendo esa separación de poderes a pasos agigantados, incluso en aquellos países que más presumen de democracia hay una politización absoluta de la justicia que no nos beneficia tampoco a los ciudadanos”.
“Un mundo mejor es posible. Pero no basta con soñarlo. Hay que construirlo día a día”, dice en sus primeras líneas y bajo ellas, en mi libro, ‘Para Lorenzo, al que deseo un gran futuro. Siempre adelante, por un mundo más humano’. Así sea.
Rendir cuentas, entonces, no es solo presentar balances. Es demostrar que la alianza público-privada puede ser una herramienta ética y eficaz para cuidar la ciudad y activar el territorio
Es hora de revisar la meta recurrente de llegar a tener entre 10 y 15 metros cuadrados de espacio público por habitante. En los casos más exitosos, se ha llegado a un estándar de 4 metros cuadrados por habitante
En este contexto, la valentía no es un rasgo heroico sino una disciplina. Quienes llegan al cargo suelen haber trabajado más de dos décadas antes de asumirlo