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Analistas 21/02/2024

De fast-fashion a slow-fashion

Leticia Ossa Daza
Socia Directora Práctica LatAm Willkie Farr NY

Termina la Semana de la Moda de Nueva York, que se ha establecido como un evento multifacético que va más allá de las pasarelas y que tiene un profundo impacto económico (se calcula que aporta cerca de US$900 millones a la ciudad anualmente), cultural y social.

Este evento, que actúa como barómetro para las tendencias emergentes en términos de diseño y creatividad, también se ha convertido en un momento clave para mostrar la evolución de la industria de la moda hacia prácticas más sostenibles y éticas. Con una creciente conciencia sobre el impacto ambiental de la moda, el evento ha visto un aumento en la presentación de colecciones que utilizan nuevos materiales y procesos de producción y que promueven la economía circular. Esto no solo refleja una transformación en la industria, sino que también educa y motiva a los consumidores hacia opciones de moda más conscientes.

Si bien la industria de la moda es una de las que más polución causa y que produce aproximadamente 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, las empresas de moda y textiles están adoptando estrategias para contaminar menos.

Algunas de estas estrategias incluyen: sostenibilidad en los materiales (materiales orgánicos, reciclados o sostenibles), procesos de producción eficientes (uso de tecnologías que reducen el consumo de agua, energía y químicos en el proceso de producción), trazabilidad y transparencia (promoviendo la transparencia en la cadena de suministro fomentando prácticas más responsables).

Algunas empresas como Patagonia, Adidas y Levi Strauss & Co., entre otras tantas, están ofreciendo programas de reparación de prendas, usando plásticos reciclados en los océanos para producir sus productos e innovando en sus procesos para reducir el consumo de agua en la fabricación de sus prendas. El uso del nylon y el poliéster (dos de los materiales sintéticos más utilizados y los que más contaminan) están siendo reemplazados por nuevos materiales.

Y hasta Inditex, el gigante de la moda detrás de marcas como Zara, empresa identificada con el modelo de fast-fashion, también ha tenido que tomar medidas hacia la sostenibilidad en los últimos años - esta compañía, ha sido fuertemente criticada por promover una cultura de desecho que lleva a enormes cantidades de residuos textiles- y se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en sus operaciones directas y en la cadena de suministro.

Shein, la plataforma asiática de moda online, también criticada por promover el fast fashion, lanzó su plataforma de compraventa de ropa de segunda mano Shein Exchange para aprovechar el auge que está teniendo la ropa de segunda mano e incentivar la economía circular. Así, los esfuerzos y campañas de la industria de la moda por integrar consideraciones de sostenibilidad en sus operaciones y productos se multiplican.

Les queda a los consumidores el seguir impulsando la transición hacia prácticas de producción y consumo diferentes que tengan en cuenta factores ambientales y sociales. Son las decisiones y los comportamientos de los consumidores los que pueden influir significativamente en la industria y en la sociedad en general.

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