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Tribuna Universitaria 04/07/2018

El streaming salvó la industria musical

Leonardo Gómez Jiménez
Profesor de Medios Digitales
Analista LR

La industria de la música comenzó un período de recuperación en 2012, y desde entonces los servicios de streaming como Spotify y Deezer, han impulsado aún más esa bonanza.

Las cifras todavía no se acercan a la época dorada de los noventas, antes de la masificación de los programas de descargas piratas de música y copias ilegales de CD, muy populares a comienzos de la década de 2000.
Según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, Ifpi (International Federation of the Phonographic Industry), en 1997 esta industria alcanzó un pico en ventas de US$40.000 millones.

El año pasado, las ventas alcanzaron los US$17.300 millones.
Claro, no es ni la mitad de 20 años atrás, pero sí fue el mayor incremento anual en este período: 8,1% frente a 2016.

El gran promotor fue la modalidad de streaming. Los ingresos de este segmento aumentaron 41,1% solo el año anterior, mientras se contrajo la venta de copias físicas y la descarga individual de canciones.
Hace dos años se marcó un hito.

En 2016, por primera vez la música digital aportó 50% del total de ventas, y para 2017 ya había aumentado a 54%.
La participación del streaming es de 38% del total, mientras las descargas se han disminuido a 16%.

Está demostrado que si bien el modelo de descargas digitales legales creado por Steve Jobs fue determinante para rescatar esta industria en la década pasada, hoy el que reina es el streaming. La gente prefiere pagar por streaming ilimitado en vez de comprar canciones individuales.
US$6 de US$10 percibidos por compra de música digital, corresponden a streaming. Y por supuesto, es Latinoamérica la que más crece.

El año pasado los ingresos de servicios de streaming de la región aumentaron 49% frente a 2016.

En su orden, los de mayores ventas fueron Perú con 21,7%, seguido de Chile con 14,3%, Colombia con 10,5% y México con 7,9%.

Hoy ya son más de 176 millones de usuarios en el mundo que pagan por un servicio de streaming, lo que significa 45,5% más que en 2016.

Las empresas que hacen parte de esta industria han entendido que no son más una compañía de música basada en la venta de discos, sino una empresa de medios basada en la música.

Hay que analizar esta frase con lupa. Solo quienes han entendido estos cambios en el modelo de negocio han podido mantenerse vivos en la era digital.

La disposición que tienen las nuevas generaciones de pagar por sus contenidos en Spotify o Netflix, abren el camino para que otras empresas empiecen también a facturar por sus servicios online.
En internet no todo tiene que ser gratis.

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