Lo que viene

Cierra 2022 bastante movido entre las elecciones que trajeron una victoria progresista y las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. El país va a entrar en una espiral de nuevas dinámicas para las cuales las personas y sobre todo los empresarios deben estar preparados.

En primer lugar, se conocerán las consecuencias de la reforma tributaria; los ciudadanos comenzarán a pagar mas por los consumos cotidianos y sobre todo las empresas, de las cuales depende gran parte del sistema tributario y según el MinHacienda 57% de los ingresos provendrán de la industria minera, también se estableció el impuesto al patrimonio de forma permanente y en otras situaciones diarias se verá reflejada la reforma. En conclusión, el Estado planea recaudar más de $19 billones el otro año, los cuales servirán para afianzar los proyectos de la presidencia. Se esperaría que ante la crisis social esperada se redujeran gastos, pero va a ocurrir lo contrario, el ejecutivo va a gastar más y creará más burocracia.

La inflación en noviembre se ubicó sobre 12% y no hay muchas esperanzas de que retroceda para el año venidero, esto quiere decir que las personas tendrán un menor poder adquisitivo y es probable que haya situación de hambre en algunos lugares de Colombia.

El salario mínimo con su aumento golpeará el bolsillo de los empresarios, los cuales tendrán que acomodarse subiendo el precio de los productos o prescindiendo de mano de obra. Se espera en este sentido una nueva reforma laboral que podría regular de nuevo el pago de horas extras y modificar las horas de trabajo semanales.

El incremento del precio de la gasolina va a continuar, el desmonte paulatino del subsidio a los hidrocarburos acarreará una subida en otros sectores de la economía que indirectamente dependen del transporte, la subida de precios se verá reflejada en el bolsillo de todos. Un elemento adicional que sigue golpeando a los empresarios son los altos precios del carbón; debido a la guerra de Ucrania y la alta demanda de Europa las empresas que habitualmente usan calderas o mecanismos de calentamiento han visto el incremento de los costos de producción, dicha situación no tiene una salida a la vista.

El anterior panorama lo complementan la reforma electoral y a la salud, todavía no se sabe en qué deparen, pero de seguro tendrán consecuencias. Ante las nubes negras que se ciernen sobre 2023 solo queda confiar en la prudencia de los mandatarios y en que los colombianos sabrán amarrarse el cinturón. Ya otras crisis ha vivido el país, la diferencia con esta es que se pretende ahondar en reformas sociales para las cuales las finanzas no están preparadas y puede crecer la cultura de la ilegalidad ante el panorama venidero; mientras tanto las fiestas de decembrinas serán un olvido momentáneo del chaparrón que se vendrá y una vez más el temple empresarial deberá salir a la luz, en las crisis también hay negocios.