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Analistas 04/11/2022

Dólar a cualquier precio es barato

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política
JUAN MANUEL NIEVES

Por primera vez, el dólar supera los $5.000 cuando para muchos congresistas del Gobierno, les parecía un meme la posibilidad; hoy, han borrado sus publicaciones y los colombianos han tenido que afrontar la realidad: el peso colombiano se devalúa ante el mundo.

La devaluación del peso frente al dólar ha sido explicada hasta la saciedad por los expertos: se conjugan la subida de las tasas de interés en Estados Unidos, la crisis post pandemia con los insumos y el nerviosismo por lo que ocurre con el gobierno colombiano; ni todo es culpa solo de ellos, como tampoco es real que no lleven responsabilidad. La moneda colombiana es una de las más devaluadas del mundo y a esta crisis se le suma la inflación.

El Banco de la República volvió a subir las tasas de interés por la inflación galopante; esto quiere decir que los intereses en los bancos subirán, el interés de mora también y, como consecuencia, las rentabilidades de algunos productos, como los CDT. Por lo tanto, dejar el dinero quieto es la peor decisión, pues se está depreciando. El que pueda, debe invertirlo para combatir este empobrecimiento generalizado.

Hoy, el peso posee un menor poder adquisitivo y tiene como consecuencia que los colombianos sean más pobres pues con el mismo salario adquieren menos cosas mientras trabajan igual. Expertos en bolsa, como José Miguel Santamaría, señalan que el dólar en estos momentos a cualquier precio es barato, pues sus límites aún no se vislumbran, ad-portas de una reforma tributaria, el precio puede seguir subiendo y para el que pueda ahorrar en dólares será una opción de proteger su patrimonio, aún a $5000.

El problema es que la mayoría de los colombianos no podrá hacer grandes inversiones pues vive del día a día; la tasa de informalidad sigue siendo de 53% según la Ocde y los que ganan el salario mínimo según el Ministerio de Trabajo son 58% del total de empleados registrados; sumados, son la mayoría de los colombianos a los cuales con este problema depreciativo e inflacionario después de la reforma tributaria les será más caro comer y ahora vestirse; la falacia de incentivar la industria nacional hace que el gravamen afecte a los más pobres, pues un producto solo por el hecho de ser colombiano, va a valer más.

Adicional a todo lo anterior, las finanzas públicas también están sufriendo. Colombia debe pagar su deuda externa en dólares y ésta ha subido 30% en estos tres meses con la depreciación de la moneda, el todos perdemos, es más real que nunca.

Los que puedan, deberán proteger al máximo sus ahorros mientras pasa la tempestad, pero la realidad para la mayoría de los colombianos es que les tocará una vez más resistir y al Gobierno manejar una posible explosión social, en donde los discursos poco valor tendrán si no van acompañados de hechos y el primero será frenar el gasto, controlar el Twitter y tener funcionarios competentes que brillen por su destreza, más que por sus salidas en falso.

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