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TRIBUNA EMPRESARIAL 30/04/2025

Ecos de Roma

Estamos a poco más de un año de elegir nuevo Presidente. Ante el auge del populismo, resulta útil recordar que la política en su esencia ha cambiado poco en los últimos 2.000 años. Por eso vale la pena echar un vistazo atrás a la Roma republicana. En ese entonces, con ocasión de una elección al consulado romano, Marco Tulio Cicerón recibió de su hermano Quinto una breve guía para ganar las elecciones. El Commentariolum Petitionis no es solo un manual de campaña política, sino una radiografía brutal sobre cómo se conquista el poder.

Lo que nos dice Quinto es que una cosa es hacer política y otra cosa es gobernar. El centro y la derecha colombianas deben saber que de lo que se trata ahora es de ganar una elección, no de arreglar al país.

Eso vendrá después. El texto sugiere que para ganar se debe utilizar toda suerte de artilugios. Entre ellos, cultivar alianzas con grupos variopintos, buscar un enemigo público a quien culpar de mucho y apelar al miedo para elevar un sentido de indignación y necesidad de cambio. El documento destaca otras estrategias como exagerar sin pudor y prometer mucho aunque se sepa que no se podrá cumplir todo. En otras palabras, hay que usar las herramientas que vienen aplicando los populistas.

Si un candidato quisiera aplicar la cartilla de Cicerón para derrotar a la izquierda, debería elaborar un relato que más o menos diga lo siguiente: La elección de 2026 es la más importante de la historia del país. Si no hay un cambio se le dará continuidad a un proyecto que arruinaría definitivamente a Colombia como arruinó a Venezuela.

El enemigo público es la izquierda radical, aliada a las guerrillas y a la dictadura de Maduro, que quiere quebrar al Estado con todo y su sistema de salud para hacernos a todos mendigos de un régimen. Al mismo tiempo, el régimen se dedica a robar a sus anchas como ha quedado evidenciado por los múltiples escándalos de corrupción.

El desastre inminente es la insolvencia definitiva y la toma de medio país por narco delincuentes auspiciados por el régimen venezolano en connivencia con el nuestro. El único que puede revertir este desastre es un líder con pantalones que cancele los diálogos de paz, declare una guerra frontal contra las narco guerrillas y que recorte el gasto público al estilo Milei, o sea amputación, no cirugía.

Esto para evacuar a más de 1 millón de parásitos burócratas que nos están robando la prosperidad ¿Relato exagerado o apocalíptico? Tal vez, aunque no se aleja mucho de la realidad. En tiempos de fake news y bodegas así es que se ganan elecciones. Siendo audaces en las propuestas y apelando al miedo y a la exageración.

La política para el hermano de Cicerón era una guerra por la confianza pública basada en una narración. La clave no es decir la verdad, sino construir una percepción. Si es de desastre inminente, mejor. El candidato debe presentarse como el único capaz de revertir ese desastre. Además, se debe recordar que la campaña no es para los cercanos, sino para los indiferentes. Hay que conquistar al que duda, al que no se siente representado.

La lección para Cicerón es clara: la política no se gana con razón, sino con esperanza. Si el centro-derecha quiere volver al poder, no puede hacerlo con tecnócratas acartonados ni con mensajes moderados. Necesita un candidato que entienda que la emoción es tan o más importante que las ideas.

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