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Tribuna Universitaria 07/09/2018

Los optimistas desinformados

Juan Carlos Zuleta Acevedo
Consultor en Emprendimiento e Innovación

Hace poco hablaba con un amigo y en la conversación se refería él a los emprendedores como “optimistas desinformados”. Esta definición me causó gracia porque, aparte de ser verdad casi siempre, también recoge dos ideas muy importantes para el éxito de cualquier startup: el optimismo que caracteriza al emprendedor y la confiabilidad de la información con la que se debe configurar el plan de negocios para tomar las decisiones estratégicas.

¿Por qué es importante el optimismo? Para el emprendedor, siempre van a pesar más la ilusión y el entusiasmo por sacar adelante una idea de negocio que las potenciales amenazas y dificultades que pueda encontrar en el camino. Esto hace parte de la capacidad de asumir riesgos que caracteriza al espíritu emprendedor. No puede ser de otra forma: si a lo largo de la historia los emprendedores no se hubieran arriesgado a materializar sus ideas, hoy no existirían las empresas, grandes y pequeñas, que mueven la economía de los países.

Por otro lado, cualquiera podría pensar que los emprendedores son personas temerarias porque toman decisiones sin medir sus consecuencias. En algunos casos, sí. Y hay muchísimas historias de éxitos y fracasos. Sin embargo, lo normal -y lo prudente- es que, al realizar el plan de negocios, se intente recopilar la mayor cantidad de información posible sobre los factores que puedan afectar a la startup, ya sea para bien o para mal. Aquí es donde famosas herramientas como el diagrama de fuerzas de Porter o la matriz Dofa adquieren un valor importantísimo si se construyen con información confiable, pues servirán para reducir la incertidumbre a la hora de tomar decisiones.

Es verdad que muchas veces el optimismo y la pasión ciegan al emprendedor porque está enamorado de su idea de negocio. Por ejemplo, varias startups que he asesorado, en algún momento me aseguraron que su producto o servicio no tenía competencia.

Ante argumentos como este, siempre he pensado dos cosas: o no han investigado lo suficiente o, efectivamente, no tienen competencia y se trata de algo innovador. En casi todos los casos, después de indagar un poco, encontraron que ya existía una empresa en China que hacía lo mismo, o que un producto similar al suyo se podía conseguir por Amazon.

Como el emprendimiento es experiencial, es decir, que se aprende mientras se avanza, siempre irá surgiendo nueva información que no se tenía al comienzo, que servirá para retroalimentar y mejorar la idea de negocio inicial, porque es imposible saber todo desde el principio.

De todas formas, no se puede desconocer que todo emprendimiento trae consigo una buena dosis de riesgo, que se debe intentar controlar hasta donde sea posible. Pero es inevitable el momento en que hay que tomar decisiones con poca información, porque es la que se ha logrado conseguir, o porque el sentido común así lo indica. Y las decisiones no las toma Porter ni la matriz Dofa, sino el emprendedor.

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