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Analistas 08/05/2014

Ciudades diversas

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado
La República Más
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ONU Hábitat presentó en Medellín, durante el Foro Urbano Mundial, el libro Construcción de Ciudades más Equitativas. Políticas Públicas para la Inclusión en América Latina, que incluye una muestra de 284 ciudades en 18 países de la región. El estudio muestra que las ciudades de América Latina son diversas. No solo entre países sino también al interior de cada país. El abanico tan heterogéneo muestra que la autonomía de los gobiernos locales es grande, y que las decisiones de política pública que toman las administraciones de las ciudades inciden de manera directa en la calidad de vida de las ciudades. El informe es optimista por dos razones. Primero, porque a pesar de que América Latina es un continente muy desigual, las ciudades han reducido las brechas. Y segundo, porque varias ciudades muestran que sí es posible alcanzar índices de desigualdad bajos.

América Latina es el continente más urbanizado del mundo, ya que en las ciudades de la región viven más de 80% de las personas. Frente a esta situación, el centro de atención de los análisis sobre el desarrollo no deberían ser los países sino directamente las ciudades. La aproximación de ONU Hábitat es novedosa porque las evaluaciones comparativas se suelen hacen entre naciones. Este cambio de óptica obliga a pensar el bienestar desde la perspectiva local.

En la literatura tradicional de las finanzas públicas - por los años sesenta - Musgrave decía que el papel de los gobiernos locales tiene que ver con la asignación de los recursos, mientras que las responsabilidades del gobierno nacional (federal) son la distribución y la estabilización. Esta óptica ha cambiado de manera sustantiva. Y actualmente las ciudades juegan un papel determinante en la asignación y en la distribución. Los asuntos relacionados con la estabilización (tasa de cambio, señoraje monetario, control de la inflación, etc.) continúan siendo responsabilidad de los gobiernos centrales. A medida que las ciudades van adquiriendo importancia, juegan un papel más determinante incluso en el diseño de las políticas nacionales.

De acuerdo con el estudio de ONU Hábitat, las ciudades más iguales son Ica en Perú, con un Gini de 0,31 y San Vicente en Chile, con un Gini de 0,33. Y las ciudades más desiguales de América Latina son Brasilia y Curitiba, ambas en Brasil, con un Gini de 0,67. Al interior de los países también se observan diferencias notables. En Chile los dos extremos son San Vicente y Santiago. En Bolivia es notorio el contraste entre Cobija, la menos desigual, y La Paz, la más desigual. En Colombia los dos extremos son Bucaramanga, con un Gini de 0,46 y Medellín con 0,56.

Una vez que se han hecho estas constataciones, el reto analítico es explicar las diferencias. El informe ofrece algunas pistas. ONU Hábitat entiende que las interacciones son complejas, y que no existe una sola causa. A partir de una encuesta de opinión en 10 ciudades, en la que se pregunta por las instituciones que más contribuyen a la reducción de la desigualdad se destacan: los gobiernos nacional, municipal y estatal. También se mencionan, aunque en menor proporción, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas, las iglesias, las universidades y las escuelas. Para que la acción de los gobiernos nacional, departamental (estatal) y municipal, contribuya a la lucha contra la desigualdad se requiere que las decisiones estratégicas vayan en la misma dirección. Esta sinergia difícilmente se presenta en los países. La asimetría es clara en Colombia. La última reforma tributaria favorece la concentración, y en este ambiente adverso el gobierno nacional le dificulta la tarea a las administraciones locales.

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