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Analistas 25/03/2023

Moneda y banca hoy

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

La banca surgió en ciudades italianas a finales de la edad media occidental. El comercio en el Mediterráneo se abrió en el siglo 12, y con él la necesidad de movilizar recursos para financiar expediciones. Ciudades del mar del Norte se unieron al proceso.

Los comerciantes establecieron lazos a distancia, con mecanismos creativos, como las cartas de crédito, fundadas en confianza entre redes de comercio y de banca. Los riesgos eran enormes: hubo colapso del sistema bancario florentino a comienzos del siglo 14; por supuesto, los rendimientos también podían ser muy importantes. En el siglo 15 se inventó la contabilidad de doble partida. Con la expansión de Occidente se abrió el ámbito a banqueros cuya tarea era comprar y vender papeles crediticios, y surgieron bolsas de valores, donde se emitían y transaban instrumentos de capital y deuda. Con la transformación económica de la revolución industrial surgieron bancos centrales y transacciones internacionales en diversas monedas.

La moneda es a la vez herramienta para transacciones y medida de valor relativo de bienes y servicios. Puede ser emitida por un banco central o creada por el sistema crediticio. Los bancos reciben dinero de depositantes y lo prestan a deudores: su patrimonio es una proporción limitada, en general modesta, de sus activos.

Deben mantener en caja una proporción del dinero recibido para atender necesidades de liquidez de sus depositantes, y necesitan cuidar su solvencia, definida como la relación entre patrimonio comprometido y activos ponderados según el riesgo, para merecer confianza del público. Los bancos centrales tienen monopolio legal para emitir y responsabilidad como prestamistas de última instancia para los bancos en su ámbito. Las autoridades que vigilan a los bancos enfrentan el dilema de proteger lo existente para beneficio de los depositantes o impulsar la competencia.

Las finanzas trascienden fronteras. Las tasas de cambio son flexibles desde los años 70, cuando colapsó el sistema de tasas fijas con ajustes por desequilibrios fundamentales convenido en Bretton Woods por los países aliados (1944). Algunos países no tienen moneda propia: son vulnerables a las fluctuaciones de las economías de la moneda que usan. Las transferencias internacionales se hacen en divisas, monedas con confianza global: dólar, euro, yen, libra esterlina y franco suizo. Las reservas de los bancos centrales son en divisas y oro.

La participación del sector financiero en el producto interno bruto mundial ha crecido de manera sostenida en el último medio siglo, y la industria se ha concentrado: algunas entidades no se pueden dejar quebrar porque ello tendría graves implicaciones para la economía y la sociedad. Sin embargo, hay nuevas opciones: sistemas monetarios digitales privados (como Bitcoin), uso de telefonía móvil celular como mecanismo eficiente para transacciones (con experiencias revolucionarias en África), software que vincula en forma directa a conjuntos de acreedores potenciales y de aspirantes a crédito, y uso de la banca central como depositario para particulares (hoy en China y Bahamas). Además cabe la integración monetaria de países, que exige renuncias en autonomía fiscal pero trae crecimiento.

Procede impulsar posibilidades innovadoras en finanzas para aumentar la eficiencia de la economía, condición necesaria para acometer con éxito las tareas que la humanidad enfrenta.

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