.
Analistas 01/12/2022

Caprichos

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Nada demuestra más la torpeza de una persona que mantener una forma de pensar a pesar de que la evidencia muestre que su punto de vista, entendimiento o aproximación a un tema no es el correcto. Como muy bien lo dijo en su momento el expresidente Juan Manuel Santos: solo los imbéciles no cambian de opinión cuando las circunstancias cambian.

Creo que para ningún colombiano es un secreto que Gustavo Petro ha estado casi obsesionado con la idea de un metro subterráneo en Bogotá. Metro que, si bien puede ser técnicamente viable, de entrada, tiene un costo mucho mayor que la primera línea que está contratada y en “ejecución” en este momento. Algo que no nos ha dicho el presidente Petro pero que es obvio, es que los suelos de Bogotá no tienen la consistencia necesaria bien sea por corrientes de aguas subterráneas o por que en algunos casos la ciudad fue construida sobre humedales que a pesar del tiempo mantienen condiciones poco amigables técnicamente para un metro subterráneo.

La razón del aumento de los costos es evidente. A mayor necesidad de refuerzo por la calidad del suelo, se invierte más en acero, concreto, excavaciones, etc., que hacen que los costos se disparen. Casi que con una línea subterránea se hacen dos con otra modalidad de construcción. Al final si la financiación se diera y técnicamente es lo correcto la oposición no debería existir. El problema radica en que el capricho del presidente Petro puede no solo salirle más costoso a la nación y al distrito, sino que además con esto se sigue retrasando por simple terquedad y abuso de poder el progreso de la movilidad que tanto necesita la ciudad. Transmilenio es un caos hoy por no tener un sistema de transporte que respalde la operación, como pasa en todos los sistemas eficientes del mundo.

Lo más grave es lo denunciado en el editorial de otro diario esta misma semana. En este se reveló que el presidente Petro al parecer hizo y está haciendo gestiones de alto nivel con el gobierno chino para replantear el trazado y que además sea subterráneo como tercamente lo ha querido imponer desde que fue alcalde. Además de poco serio -un estado no se puede dar el lujo de no respetar sus acuerdos-, el hecho de no respetar la institucionalidad y pasar por encima de la alcaldesa Claudia López y buscar sin consentimiento replantear un contrato firmado y en ejecución solo por el “gustico” de hacerlo a su manera no le hace bien a la credibilidad del país que necesita seguir desarrollando infraestructura seria.

Un mensaje de ese calibre (además de la deteriorada percepción de seguridad jurídica en el país) pondrá a pensar a los inversionistas, constructores y al sector financiero si vale la pena apostar por proyectos en el país, pues de un plumazo pueden querer cambiar las condiciones sin otra justificación más allá a que como si fuera un emperador, se le antoja que las obras sean de otra manera y busque como torpedearlas para solo satisfacer el ego.

Torpe movida que demuestra que todavía siguen existiendo los rastros de ese Gustavo Petro que quiere contra viento y marea -como pasó con el sistema de recolección de basuras en la ciudad-hacer su terca e inviable voluntad. Así que presidente, le sugiero primero que respete las instituciones, los canales y la cortesía institucional, que se ciña a lo ya contratado y si para la segunda línea quiere intervenir en su estructuración para que la nación ponga los recursos necesarios para que esta se haga subterránea, adelante. Pero por favor, por un capricho no pare más el atraso de Bogotá del que usted en parte también es responsable.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA