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Analistas 30/06/2022

Aristóteles y la Tributaria

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Colombia tiene Presidente y según se anunció en el discurso de victoria, se aproximan transformaciones profundas a la forma en que está concebido el sistema. La primera que se anunció fue la reforma tributaria, en la que se tiene la ilusión de un recaudo de hasta $75 billones.

Sin duda -si se hace bien- la reforma es mucho más que necesaria y absolutamente oportuna para apuntar a la generación de nuevas opciones que terminen en el crecimiento de los ciudadanos y sus negocios. El riesgo está en concebir mal la reforma o incluso en no tener una buena negociación en la conciliación en el Congreso. Al final los resultados marcarán en rumbo del país, será la cuota inicial de este nuevo gobierno que tiene el reto de generar la confianza inversionista y de los ciudadanos en su propuesta de cambio.

El presidente electo debe tener especial atención en la forma en que se va a impactar al tejido empresarial, que según cifras recientes publicadas por Innpulsa, está conformado en 99,7 % por micro, pequeñas y medianas empresas que generan 78 % del empleo en el país. Con esta realidad estadística, desde la Asociación de Emprendedores de Colombia (Asec) estamos convencidos que para la reforma que se anunció se debe aplicar la célebre frase de Aristóteles, publicada en su Ética a Nicómaco, en la que se entiende por justicia el “tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales”.

Los emprendedores de este país no estamos pidiendo que se nos regale nada. En Colombia es una prueba de estoicismo crear y mantener empresa, generar empleo y aún así pagar impuestos para beneficiar indirectamente a otros. Pero como lo he dicho en muchas ocasiones, los países crecen al ritmo de sus empresas y en Colombia solo crece el número de registro, sin que eso signifique necesariamente que tenemos empresas más grandes y con más empleos.

El problema de flujo de caja de las pequeñas empresas es una de las causas de mayor índice de mortalidad y desde luego la causa para que no se invierta en transformaciones de tecnología o se impacte mucho más el empleo. Hasta este momento no se han cambiado las condiciones en un sistema que privilegia a una menor cantidad de empresas, en comparación lo que representan las Pyme. La reforma tributaria tiene que terminar aplicando la regla aristotélica de la justicia y me explico cómo lograrlo en un caso específico.

Para nadie que esté inmerso en el mundo de los negocios es un secreto que casi todas o por lo menos la mayoría de las empresas del tejido empresarial colombiano implementó la facturación electrónica y su depósito (con trazabilidad de los eventos como el pago, endoso, etc) lo que flexibiliza la posibilidad de otorgar a las Pyme la opción de generar flujo de caja al cambiar para este tipo de compañías el pago del IVA, que hoy se da con la generación de la factura; lo cual conlleva a que en muchas ocasiones las empresas presten el servicio o entreguen el bien, paguen el IVA y a pesar de eso no hayan recibido el pago de la factura.

Por el contrario, nuestra propuesta ha sido que -para el caso del IVA- las Pyme puedan pagar al momento de recibir el pago de la factura lo que, si bien no es una exención del impuesto, es un trato diferencial que aliviaría de forma sustancial el flujo de caja. Así es que esta columna es un llamado al presidente electo Gustavo Petro a ser sensato, pragmático, pero a la vez audaz y con visión de la realidad de las Pyme. Si la reforma se orienta de manera correcta y se nos da ese trato diferencial, las empresas crecerán, invertirán en capital de trabajo y en sostenibilidad.

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