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Analistas 25/01/2025

Oro cerca de techo histórico

Giovanni Franco Sepúlveda
Ph.D. Profesor Universidad Nacional de Colombia
La República Más

En el momento en que redacto esta columna, los precios internacionales del oro han alcanzado la notable cifra de US$2.782 por onza troy. Los recientes eventos geopolíticos -incluyendo las órdenes ejecutivas del nuevo presidente de Estados Unidos y el Foro de Davos- sugieren que en el primer semestre de 2025 podríamos ver el precio del oro superar los US$3.000 por onza.

Resulta desalentador observar cómo estos picos de precios de commodities ocurren en un contexto en el que Colombia carece de una política minera clara y efectiva.

Cuando me refiero a la actividad minera, no solo estoy pensando en aumentar la extracción de oro, carbón o ferroníquel. Es crítico reconocer la importancia estratégica que el sector minero tiene para nuestra economía y para el posicionamiento de Colombia en el escenario internacional. Mejorar las condiciones jurídicas, fortalecer la infraestructura, asegurar la estabilidad tributaria, garantizar la seguridad y promover una mayor eficiencia en lo público son pasos fundamentales para atraer inversión extranjera directa.

Esta inversión podría permitir a la sociedad colombiana beneficiarse de los excedentes generados por una minería bien gestionada, sostenible y consciente de las comunidades locales.

Es cada vez más evidente que los avances tecnológicos requieren de minerales para su desarrollo, así como de nuevas fuentes de energía que aseguren su funcionamiento. Estos avances también dependen de minerales con características fisicoquímicas específicas. Por ello, es crucial que iniciemos un programa serio de exploración del subsuelo colombiano.

Este programa debería enfocarse en tres, cuatro o cinco minerales estratégicos, lo que permitiría apalancar el sector minero en toda su dimensión. No obstante, para implementar este programa, se necesita una firme voluntad política por parte del próximo presidente de Colombia.

Asimismo, es imperativo abordar los problemas que han persistido en el sector minero durante años. La formalización de la minería, especialmente en el caso de la extracción de oro, debe ser una prioridad.

Este proceso, cuando se realiza en colaboración con empresas mineras que operan dentro del marco de la legalidad, ha demostrado ser una estrategia exitosa para todas las partes involucradas: las empresas, los mineros formalizados, el Estado y la sociedad en su conjunto. Aquí es donde debemos concentrar nuestros esfuerzos para aprovechar las altas cotizaciones internacionales del oro.

Finalmente, es fundamental que el país y sus líderes reconozcan la potencialidad que ofrece el sector minero. La bonanza que puede surgir de los precios del oro debe ser acompañada de un plan estratégico que contemple no solo la extracción, sino también la sostenibilidad, el respeto por el medio ambiente y el bienestar de las comunidades que habitan en las áreas donde se llevan a cabo estas actividades.

Solo así, Colombia podrá convertirse en un referente en la minería a nivel global, haciendo un uso responsable y eficiente de sus recursos naturales y garantizando que los beneficios de esta actividad se puedan distribuir en toda la sociedad. Necesitamos una visión clara y decidida, que nos guíe hacia un futuro donde la minería y el desarrollo social vayan de la mano.

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