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Como otros inmigrantes al Valle de la Silicona, Larry Ellison está obsesionado por combatir la senescencia celular (Anti-Aging Therapeutics, 2015), mientras elimina la principal fuente de errores de su Imperio: el ingeniero. Olvida que, acabado el juego del ajedrez, el Rey acaba mezclado, sin valor, con las demás fichas (Quijote, II/XII).
Abdicó a su primera conquista, Solaris, para dar vida a la Nube 2.0; un ente consciente e inteligente, que se configura, gestiona y mejora. Aparentemente indestructible, esa plataforma, Oracle Autonomous Linux (World’s First Autonomous Operating System, 16/9/2019), es capaz de leer nuestra mente y «unificar» a sus rivales.
Coincidencia, sus iniciales (LE) componen el apellido de quien escribió aquel título de ciencia ficción, Solaris (Lem), y se repiten en Larry Ewing, diseñador del pingüino Tux, que representa con fidelidad los principios de esta Realeza moderna, retratada por el renacentista Maquiavelo.
Según él, casi todo vale -o se perdona- para obtener y conservar poder; la última «Re-d-pública» que invadieron fue Internet, cuyas «creaciones F» (p.ej. Facebook) no son copias de personas reales, sino proyecciones: ese tipo de imágenes residuales que dan forma a semejantes líderes.
Les recomienda neutralizar el odio y alimentar el miedo, para prevenir rebeliones (Zuckerberg’s leaked internal Facebook meetings, 1/10/2019). También huir de los aduladores, y aislar aquellos amigos que les ayudaron durante sus hazañas, porque satisfacerlos implicaría renunciar a sus ambiciones. A contraluz, es evidente el vacío: no creen en utopías y no les interesan sus afectos, pues eso implica desperdiciar esfuerzo, y tanta generosidad puede arruinarlos.
Su metáfora del Rey de la Selva y el Zorro (El Príncipe, Cap. XVIII), para combinar la cautela, astucia y voracidad, siempre me recuerda el episodio del Principito con el Zorro (Cap. XXI, Saint-Exupéry), que se escondía tras un Manzano para descubrir que gravitamos en torno a quienes «dedicamos» nuestra vida.
“Es nuestra responsabilidad, y solo hay que pedir a cada uno, lo que puede dar”; aunque esto lo dijo el Monarca que conoció viajando por el universo, durante aquella travesía en la que interactuó con un Vanidoso, un Empresario que se apropiaba las estrellas, y un «farolero» con quien hubiera disfrutado 1.440 puestas de sol.
Retomando, en clave de programación e innovación, el Zorro dijo que “el lenguaje es fuente de malentendidos”. El Principito reflexionó que “se miente un poco”, “cuando uno pretende parecer ingenioso”, y que los adultos “adoran las cifras”, aunque recomendó que “no pierdan tiempo en esa penitencia. Es inútil”.
A propósito, mi interpretación de la palabra clave en la versión original -«apprivoisé», invita a salir a la luz; al final, la tentadora Serpiente acotó la soledad de esa clase de Príncipe, que acaso comparte con el 1% de la población que integra esa temida especie, con la que compite por el poder absoluto.
Mientras formateamos la tecnología, saturada o infectada, y alcanzamos la Supremacía Cuántica, dedique a aquellas personas con quienes se sienta «domesticado», el cuidado de una rosa y el rito de encender una luz.
El ciudadano común nunca las relaciona con el salario mínimo, pero vive sus consecuencias. Por ejemplo, puede complicar lograr la pensión para algunos Colombianos
En este contexto, la valentía no es un rasgo heroico sino una disciplina. Quienes llegan al cargo suelen haber trabajado más de dos décadas antes de asumirlo
Entre más atroces sus actos, mejor les va en la repartija de las prebendas estatales