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Analistas 04/04/2023

Exorcismos «psicóticolombianos»

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Mediante una homilía para Semana (Santa), un «godopoderoso» abusó de su rango-cargo. Aunque faltan psiquiatría y psicología clínica, para conjurar nuestra apocalíptica inseguridad -armada, social y alimentaria-, no descarto que las fuerzas sobrenaturales inocularan tanta perversión estatal. Penitente, le recomiendo leer Los Endemoniados (no confundir con El Idiota, también de Dostoyevski).

Fundamentalistas, pecamos por orgullo y prejuicio. Divide y vencerás, los partidos también representan a esa descompuesta institucionalidad que apela al dogma, la colusión o el chantaje. Entre sus víctimas, casi 90% de los colombianos confesamos estar acostumbrados a vivir como bestias, pero la paranoia, tan unánime como la desigualdad, impulsa a abortar o derrocar cualquier reforma, cuando creo que me afectará -aunque ampare a la mayoría-.

Herejes e inquisidores, Petro deshonró las sagradas promesas de urgencia, autenticidad e integridad que derrotaron al establecimiento en primera vuelta, y, ciertamente -según profesa la diabólica muletilla de Gaviria-, la Constitución terminará siendo declarada insolvente, pues la alienación estatal y la incultura ciudadana siguen multiplicando los pandemónium, sacrilegios y pecados capitales.

Mientras el Papa aboga por los “abandonados” (2/4/2023), en el país del Sagrado Corazón tratan a la mayoría como bastarda o no deseada. Reaccionarios, además de la violación de derechos, desatendemos nuestras obligaciones y nos resignamos a adoptar implantes vocacionales, o profanar nuestra personalidad para “adaptarnos” a la eterna guerra del centavo.

«Neuróticapitalistas», los “igualitaristas” neoliberales estandarizaron estas neurosis, diversificando la sevicia socioeconómica. También democráti- camente contraproducentes, los “dramáticos” activistas desvirtúan las formas y el fondo, luchando por superficialidades que atomizan a las mayorías, o enfrentan a facciones semejantes (p.ej. animalista, género o raza).

En ausencia de paternalismo, nuestra precaria independencia y la tóxica codependencia transforman el subempleo de subsistencia en atajos “histéricos”, inmorales o ilegales. En paralelo, las “fobias” se manifiestan mediante el abstencionismo, la polarización y los desafíos a la autoridad, donde los “desadaptados” reaccionan de manera desproporcionada ante lo que se considera políticamente correcto -como la aberrante corrupción, mientras no se haya salido de sus “justas proporciones”-.

Finalmente, los bandidos con uniforme, sangre azul o cuello blanco capitalizan sus empeños “obsesivos”, poseen las riquezas y controlan los avales. Se persignan o rezan Libertad y Orden tras evadir la contrición por haber saboteado, desde 1991, rosarios de reformas que fueron sacrificadas para condenarnos a seguir padeciendo las mismas “policrisis” históricas.

Patria de aprensiones, traiciones y culpas: de angustias, ruegos y desesperanzas. Los verdaderos héroes terminan crucificados, luchando solos contra molinos de viento, porque nos avergüenza o da pereza apoyar ideales razonables. Pura psicosis, los delirios caudillistas defraudan y las compulsivas cabecillas de las ramas del poder nos castigan, cual antiguo testamento, con y sin reformas.

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