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Analistas 02/05/2025

Franciscus

Fernanda Gómez Velásquez
Politóloga y Profesional en Relaciones Internacionales

La Iglesia Católica nunca antes había tenido como sucesor de San Pedro en la tierra un jesuita latinoamericano; fue el primer sumo pontífice en elegir llamarse Francisco, en un acto que sería su forma más genuina de honrar la orden franciscana, pero sobre todo siendo fiel a lo que siempre fue su vida, un legado que se plasmará en la historia universal bajo los vestigios de humildad, coherencia y amor a los pobres.

Francisco fue un reformista, comprometido con la transformación de la fe desde su propia esencia. Incomodó a muchos con su sensatez frente a las inercias y contradicciones de la iglesia, tocó temas difíciles y estuvo siempre abierto a la crítica ante postulados arcaicos que habían visto con imperturbabilidad la decadencia del catolicismo en muchos frentes, hasta que llegó el bálsamo.

Dentro de los hitos más importantes que marcaron la visión de Francisco como un hombre superior, estuvo su defensa incansable de los más vulnerables, no en vano durante todos sus viajes visitaba zonas periféricas donde abundaba la escasez y la falta de oportunidades.

Abogó sin pausa por la inclusión a los migrantes, y defendió su derecho a ser acogidos, valorando el inmenso esfuerzo que hay detrás de huir de situaciones de violencia e injusticia social.

Fue un visionario, que buscó la conciencia ambiental frente a la devastación climática llamando a los poderosos a actuar ante la inminencia de una crisis que ilustró en la encíclica “Laudato si”.

La juventud, fue otro de los grandes amores del papa, pues los puso en el centro de su agenda, reconociéndoles su rol como garantes del futuro y la continuación de la fe.

Uno de los interrogantes más grandes del conclave que está por iniciar, gravita entorno a si el sucesor de Francisco promoverá la continuación de su legado, o si la iglesia retornará a la cueva de ortodoxia e inflexibilidad en la que por mucho tiempo se quiso perpetuar; lo que sí es un hecho es que Jorge Mario Bergoglio marcó para siempre un antes y un después en la iglesia y en la historia universal y su legado perdurará para quienes tuvimos el honor de vivir en la época de Francisco, el hombre superior.

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