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Analistas 15/02/2022

Puntos para el avance de una economía digital

Felipe Rincón
Vp. Pol. Públicas de Mastercard
Analista LR

Hablar de economía digital es hablar sobre el impacto que la tecnología digital tiene en la economía, es decir, la influencia que tiene sobre los modelos de producción y distribución y consumo, cambiando entre otros, la forma en que se comercializan y compran bienes y servicios. La promoción de la economía digital es fundamental para hacer que la economía sea más resiliente y competitiva, asunto que hoy en día es un lugar común cuando se observa cómo la tecnología fue la línea de vida de la economía en esta pandemia.

Hace unos días leí un artículo*, escrito por Michael Miebach, presidente de Mastercard, sobre el importante avance que se está teniendo en África respecto a la nueva economía digital y algunas lecciones aprendidas en el desarrollo del ecosistema de pagos en ese continente que pueden servir como reflexión en otros lugares del mundo. Quiero resaltar 3 puntos que llamaron especialmente mi atención y que pueden ser relevantes para impulsar la economía digital en diferentes países:

Los modelos de negocio en otros mercados son relevantes como referencia, pero no hay tal cosa como un “copiar-pegar”: El contexto y las brechas existentes por cubrir son distintas para cada geografía, aunque existen similitudes dentro de cada región. Debemos entender que no existen “empaquetados” disponibles que podemos tomar sin revisar cómo funcionan las distintas sociedades locales, cuáles son sus costumbres e intereses, para qué usan sus herramientas digitales, cuantas de ellas le son verdaderamente útiles o no.

Conocer al usuario, su entorno, sus empresas y sus organizaciones locales, permitirá tener una estrategia y modelo adecuado. Así, por ejemplo, según el Ministerio de las TIC, reportó recientemente que existen 8,2 millones de conexiones a internet fijo, además 33,7 millones de conexiones móviles. El tráfico de internet móvil en el país creció 68,4 % en el segundo trimestre de 2021. Estos datos nos permiten deducir que los smartphones son el canal clave para llevar más programas de educación financiera digital y cómo pueden ayudar, por ejemplo, a comerciantes a tener herramientas de control y de análisis de datos para crecer o diversificar sus negocios. Para ello es relevante contar con alianzas estratégicas entre empresas privadas locales y/o públicas de sectores como telecomunicaciones, banca, etc., que son quienes realmente conocen a los usuarios y al mercado.

Contar con un propósito de mercado: Esto significa diseñar casos de negocio saludables y sostenibles, creados a partir de la identificación de necesidades específicas de los negocios o emprendimientos. Las herramientas digitales deben enfocarse en ayudar a los comercios a reducir costos y generar mejores productos.

Múltiples países latinoamericanos han desarrollado políticas que brindan beneficios a empresas con el fin de mitigar el impacto de la pandemia. Sin embargo, es importante evaluar cuál fue el resultado de dichos auxilios, más allá de ayudarlas a sostenerse en el tiempo, que en sí mismo es ya un resultado muy importante. Por ejemplo, el desarrollo local de las empresas pequeñas y medianas a partir de estas ayudas, puede ser una base para decidir sobre la implementación de nuevos créditos para incrementar inventarios a corto plazo, sin necesidad de efectivo, y con posibilidad de pagos de manera digital, o tal vez potenciar áreas comerciales y/o productivas con programas de asistencia económica y educativa, y con el uso de las nuevas soluciones digitales.

Alianzas público-privadas: Realizar y reforzar cada vez más alianzas público-privadas, tanto a nivel nacional como internacional. Es importante, no desaprovechar el momento “digital” en el que nos encontramos, y poner nuestros esfuerzos en construir sinergias que impacten al mayor número de personas, con herramientas tanto tecnológicas como bancarias que sean útiles, accesibles y seguras. El camino hacia una economía formal en Colombia no debe depender solamente del Estado, sino que debe involucrar también a las empresas privadas, quienes deben incluir en sus actividades verdaderos propósitos para identificar y aplicar vías de solución y crecimiento para más comercios en el país.

Lo más difícil en una sociedad es introducir cambios de hábitos y costumbres. Como bien se señala en el artículo de Michael Miebach; millones de personas están abiertas a cambios y han visto cómo han tenido que adaptarse a nuevos escenarios como resultado de la pandemia. No debemos desaprovechar la oportunidad de continuar brindando nuevas alternativas de servicios digitales propios de la economía digital, y comunicando de manera asertiva los beneficios que pueden tener hacia la sociedad. Los más jóvenes se adaptan rápido, pero los mayores han demostrado que también lo pueden hacer si tienen una buena guía.

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