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Analistas 04/02/2023

Metro de 99 centímetros

Edgar Papamija
Analista

El país desafortunadamente no ha podido superar el complejo de la Patria Boba, cuando en los albores de la república, criollos envanecidos y chapetones incapaces, obnubilados por su vanidad, creyeron que tenían todo cuando no tenían nada, y dedicaron todos sus odios y mezquindades a dividir lo que ya estaba fraccionado en mil pedazos, hasta que Pablo Morillo, en representación de su Majestad, los puso en su sitio.

Difícil entender a nuestros gobernantes que, en la cima del poder, parecen olvidar el tamaño de la república y la enorme dimensión de sus dificultades. En esta novedosa versión de Patria Boba, 50 millones de colombianos viven la incertidumbre de un futuro, amenazados por problemas sociales, económicos y ambientales que, de no corregirse oportunamente, pueden repetir la historia, forzando a que su majestad la naturaleza que no perdona, como lo afirma el Papa, nos ponga en el sitio que merecemos.

El Gobierno Petro desconcierta por sus bandazos y por un estilo al que no estábamos acostumbrados. Veinte por ciento de los hombres y mujeres colombianos acogieron sus tesis de cambio en democracia, y en ese estadio conceptual aplaudimos sus aciertos.

Desafortunadamente pareciera que, por torpezas y vanidades, el Gobierno revive la Patria Boba y el Metro de Bogotá es víctima de esa regresión histórica. Contrario a lo que aprendí en una de las mejores escuelas de ingeniería del país, en cuanto a planeación y diseño de obras civiles, el Metro, como tantas obras en Colombia, ha sido prototipo del desgreño técnico y administrativo por improvisación, ignorancia, corrupción, sobrecostos, egos, caprichos, mesianismos y abusos de poder.

¿Será demasiado pedirle a nuestros gobernantes responsabilidad? ¿Su soberbia los obnubilará tanto para ignorar sibilinamente, que 50 millones de colombianos aportamos recursos, y que un ministro, a quien no le debe nada el país, no puede amenazar, como si estuviera arreglando la cocina de su casa, de que si no se hace lo que su real gana indica, no se hace nada?

¿Qué nos pasa? ¿Olvidan que Colombia es un país donde los niños mueren de hambre porque más del 60% de sus habitantes se debaten entre la pobreza y la miseria? ¿Olvidan que millones de campesinos padecen por falta de vías de comunicación? ¿No han visto nuestros burócratas, bien remunerados, los desastres del invierno que condena a millones de compatriotas al aislamiento y a la intemperie? ¿Ignoran que la falta de comunicaciones, somete hombres y mujeres a la violencia, a la ignorancia y a la esclavitud de lo ilegal?

Lo anterior, para notificar a quienes se embriagan con el poder en la capital de la República, que cometen grave atropello cuando juegan alegremente con los recursos de millones de colombianos, porque según su delicada percepción estética, hay riesgo de que la vista del Metro no sea agradable, a los ojos de rozagantes capitalinos.

Si hubo errores, en el pasado, en la formulación del Metro ¿Es conveniente volver atrás para aplazarlo diez años y gastar $15 billones adicionales, perpetuando en la historia de la Patria Boba la tozudez de un personaje por ilustre que sea? No lo creo. Me niego a aceptar esa tragicomedia absurda y hago votos para que el inconcluso Metro de los 99 centímetros, se complete con un centímetro de sensatez, como lo pide su gerente.

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