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Analistas 09/06/2017

Funestas consecuencias de erráticas decisiones

Edgar Papamija
Analista
La República Más
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Por hechos como el Brexit, la elección de Trump y la derrota de la paz en el plebiscito colombiano, pareciera que las sociedades son víctimas de la virtualidad, la cibernética y una cibercultura que rompe paradigmas de tiempo, espacio, política y relaciones sociales, precipitando decisiones francamente incorrectas. La única forma de comenzar a entender los nuevos fenómenos económicos, políticos y religiosos, es aceptar que la nueva era del internet y de las tecnologías digitales, revolucionaron las comunicaciones generando una nueva sociedad, unida en el aislamiento, con virtudes y defectos que terminan haciendo inexplicables, a la luz de la vieja sociología, sus comportamientos.

El Reino Unido tomó una determinación sorpresiva, que rectifica en el corto plazo, según los resultados electorales del pasado jueves cuando los impulsores del Brexit, perdieron el control del Parlamento Británico. Pero lo que llama poderosamente  la atención es lo que sucede en los Estados Unidos por las repercusiones en el mundo y en el hemisferio. La sociedad americana, aparentemente, se coloca a la defensiva del Presidente que acaba de elegir, pues pareciera que le sorprende su actitud errática, torpe y descompuesta. Sus electores lo oyeron, lo votaron, pero no creyeron que llegara tan lejos. 

El mundo registra atónito el retiro de EE.UU. del Pacto de París. Ahí, en diciembre de 2016, 197 países se comprometieron formalmente a controlar las causas del cambio climático y el efecto invernadero, disminuyendo las emisiones de carbono para evitar que el mundo supere la barrera de los dos grados Celsius, fatídico tope a partir del cual los cambios climáticos serán catastróficos para la especies que habitan el planeta.

Los científicos de todas latitudes tienen claras las causas del trastorno climático. Las emisiones de CO2, metano y óxido nitroso son las responsables de 90% del efecto invernadero por la combustión de combustibles fósiles, procesos industriales, tala de bosques y por el desarrollo de la ganadería. La comunidad científica ha establecido que a partir de la era industrial, el promedio de la temperatura mundial ha subido 0,85 grados, registrándose los mayores incrementos en las tres últimas décadas, siendo indispensable frenar esta carrera hacia el desastre. Hasta el Papa Francisco en su encíclica Laudato si, fijó su posición, señalando a los países más desarrollados como los que más contaminan y se niegan a asumir su responsabilidad. “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”, dijo el pontífice.

Todo indica que la irresponsable determinación de Trump, así como la encrucijada en que se encuentran los británicos frente a la Unión Europea, son consecuencias de insospechadas pero calculadas respuestas de los pueblos, frente a estímulos perversos, habilidosamente manipulados por los genios oscuros del marketing político. Mi preocupación estriba en que las sociedades, incluida la nuestra, son víctimas de los nuevos fenómenos de la comunicación inducida y mendaz, que lleva a los individuos a tomar determinaciones “contra natura”, sin medir sus gravosas consecuencias, teniendo que recapacitar en corto tiempo. Ojalá los colombianos, aprendamos la lección y de cara a las dificultades que atravesamos en el tema de la paz, frente a futuras decisiones electorales, no sigamos el camino de despreciar la verdad, pues con seguridad nos veremos avocados a arrepentirnos y a rectificar en el corto plazo.

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