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Analistas 22/10/2022

Como Presupuestar 2023

Diego Gómez
PhD, Director ECSIM

Es la época en que en las juntas miran al economista y le dicen, como va a ser el próximo año? Algunos más sofisticados preguntan cómo serán los escenarios, internos y externos. Y los más inquisitivos, preguntan ¿que muestran las simulaciones? Pocas veces habían confluido tantas incertidumbres: desbalances estructurales, dinámicas degradativas, amenazas regulatorias, amenazas sociales y una dirección del estado adversa.

Los escenarios externos los están marcando las fricciones entre las democracias liberales del mundo desarrollado y las autocracias imperiales que parecen arrastrar a Rusia y China a lo más profundo del tercer mundo. La China se ha complicado cada vez más con su política de Covid cero, con su debilitamiento del sector de tecnología e innovación, con el colapso del sector de infraestructura y con su crisis energética. Vienen teniendo crecimientos trimestrales negativos y el acumulado del año será el peor de las cuatro últimas décadas. El esquema de poder de Xi Jinping luego del 6to congreso del partido agrava y profundiza lo anterior y una toma de Taiwán desencadenará sanciones que generaran traumatismos globales. Rusia y su guerra con Ucrania ya generó efectos graves en los aprovisionamientos globales los cuales seguramente no cambiaran en el siguiente año.

Los efectos inflacionarios de la crisis del Covid y de la guerra de Ucrania han determinado una corriente global de altas tasas de interés desde los bancos centrales que conducen a unas reducciones fuertes de las tasas de crecimiento. Todo esto enmarca un año en el que las materias primas pueden tener un descenso importante de precios por efectos de las caídas demandas globales, incluida la China.

Los países exportadores de commodities tendremos un impacto importante que se traducirá en devaluaciones y alto costo de la financiación externa, a lo que se suma el fortalecimiento global del dólar. Para Colombia, no hay expectativas de flujos entrantes que logren que baje la tasa de cambio en el mediano plazo. Los precios internacionales de Petróleo y Carbón se ajustarán y el bono de crisis por la guerra de Ucrania que tuvimos se corregirá pronto y nos dejará aún más expuestos externamente.

En el escenario interno es claro que se destruyó la confianza en la política económica del estado. La propuesta de reforma tributaria como un propósito ideológico en si mismo, sin objetivos y aplicaciones claras en lo económico, conteniendo impuestos que inviabilizan por completo múltiples sectores económicos, ha generado una parálisis en las inversiones y una reducción en las dinámicas de demanda. A esto se suman anuncios (…o amenazas) de reformas sectoriales que terminan por ensombrecer el panorama económico.

Además, las tasas de interés y la alta devaluación ya pararon la inversión de las empresas y las familias, …complejo comprar carro, vivienda y hasta las inversiones de consumo durable como computadores y celulares. La demanda tendrá un duro golpe el próximo año. La alta inflación mantendrá tasas de interés altas. Estas se trepan por las medidas de los bancos centrales contra la inflación y luego se quedan allí ancladas un periodo por los riesgos sistémicos que genera la crisis.

El próximo año y los siguientes serán para preservar el patrimonio empresarial. El reto será mantener las empresas en un ambiente adverso en lo interno y complejo en lo externo. Es mejor hacer presupuestos con reducciones de los niveles de endeudamiento vía capitalizaciones de utilidades, realización de activos, reducción de inventarios y capital de trabajo. Es clave reducir pasivos y mantener liquidez y cupos bancarios de capital de trabajo.

La inflación y la liviandad ideológica conducirán a correcciones excesivas de salario mínimo. Todo punto por encima de la inflación que se suba al salario mínimo será un castigo para el 53% de población en la informalidad y la pobreza. Unido esto a la anunciada reforma laboral, tendrá un impacto fatal en la economía formal y las pequeñas empresas y restaurantes tendrán un aumento severo en sus costos. Así, solamente las empresas que pagan más del mínimo podrán atenuar el golpe y ceñirse a la inflación.

Habrá que tener unos presupuestos flexibles. Presupuestos que sean camisa de fuerza restringirán más los márgenes de maniobra y la capacidad de reaccionar. En situaciones tan complejas compromenten más flexibilidad que lo que agregan como como marco de exigencia y rigor de cumplimiento de metas. Pensar que siempre hay oportunidades y que la crisis es para el vecino puede ser útil y simpático, pero no inteligente. Nos quita el realismo y la prudencia que debemos tener en una de las coyunturas más complejas que hemos vivido como país.

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