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Analistas 08/10/2013

Para sentirse en el Edén

Clara Estrada
Experta en moda
Analista LR
La República Más
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Cuando vamos a elegir un vestido de baño que nos gusta, la mayoría de las veces nos encontramos con grandes afiches  de modelos perfectos (cuerpo increíble, color de piel espectacular, pelo maravilloso, maquillaje ideal…) e indiscutiblemente queremos que nos quede igual. Pero seamos realistas: eso no sucede nunca. Y aplica tanto para hombres como para mujeres.

Lo primero que debemos hacer es conocer al dedillo nuestro cuerpo, salirnos del estereotipo ideal que siempre vemos en la publicidad, y, con lo que tenemos, encontrar lo que mejor nos queda para así sentirnos en el Edén cuando vayamos a tomar el sol.

Leer nuestra anatomía es el primer paso. Cada cuerpo tiene sus limitantes estéticas.

Si es mujer piense muy bien si se va por el trikini, pues esta es la prenda más exigente de todas las que existen para broncearse. Necesita un cuerpo tonificado y muy bien torneado.

Si no es de esas, empiece analizando muy bien la parte de arriba. Si tiene mucho busto, jamás elija un top tipo triángulo pues va a tener el problema de que “todo” se le va a salir por muchos frentes y no terminará sino cubriendo una pequeña porción. Tampoco es aconsejable usar boleros o flecos.

El tipo halter es el que se debe escoger, pues como la contención va hasta la nuca de manera mucho más fuerte, no va a sufrir de dolor en el cuello por el peso, o de mostrar lo que no quiere mostrar.

Por el contrario si tiene busto pequeño, el triángulo le queda perfecto, pues como generalmente se puede recoger, esto ayuda a dar mas volumen a la hora de drapearlo. El strapless es el indicado si tiene el busto liviano pues no tiende a bajarse por efecto de la gravedad. 

El calzón también tiene sus propias demandas. Si tiene cadera ancha busque que los laterales sean completos, para disimular los gorditos que se pueden formar. Procure siempre elegirlos grandes, pues puede verse con formas demasiado desproporcionadas, exageradas y muy poco estéticas.

Para las más flacas, los laterales que llevan solo tiras delgadas con las que se pueden hacer moños son ideales porque crean algo de ilusión óptica. Si se pone boleros o flecos arriba, evítelos abajo o viceversa. Los estampados grandes ayudan a “llenar espacios”.

La tendencia acá y fuera habla de taches, cadenas, flecos y de telas con estampados de animal print, marinero, arabescos y éctnicos. 

Lo retro está tomando mucha fuerza. El vestido de baño entero, que era casi de uso exclusivo de las más pequeñas o de mujeres muy adultas, está muy en boga, pues entre otras cosas, ayuda a disimular las imperfecciones.

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