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Analistas 28/08/2018

¿Qué quedó uniendo los puntos?

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales
La República Más

Los tres temas que dominan la agenda del país son la reforma tributaria, la reforma de la justicia y la lucha contra la corrupción. Sobre los tres temas se realizan extensas entrevistas y han sido el plato fuerte en los discursos de los funcionarios públicos en los diferentes foros empresariales que se realizan (por lo general en Cartagena) por esta época del año.

No hay duda de que los tres temas son álgidos y la Nación requiere respuestas si queremos construir una sociedad mas justa y sentar las bases para el progreso. La pregunta que me surge es ¿son tres puntos o son uno solo?.

Están tan íntimamente entrelazados los temas de corrupción, justicia y reforma tributaria que casi resulta inadecuado tratarlos por separado y buscar para esos problemas soluciones aisladas.

Veamos. En materia tributaria el país se encuentra en una encrucijada porque a la vez que son muy altos los impuestos que pagan tanto las personas como las empresas, el recaudo fiscal como porcentaje del PIB es uno de los mas bajos. En efecto lo que pagamos los colombianos en impuestos equivale al 19,8% del PIB, mientras que esta cifra en América Latina es 22,7% en los países de Ocde (organización a la cual ahora pertenecemos) es del 34,3%.

Según un estudio de Roberto Steiner y Hernando José Gómez, la tasa efectiva de tributación de la empresas en Colombia llega a 57% mientras en México la cifra es de 45%, en Perú 45% y 33% en Chile. En conclusión, somos los que mas pagamos pero a la vez somos los que menos pagamos.

En materia de justicia la cifras son bien conocidas. En Colombia solo dos de cada 10 asesinatos acaban en condena; según algunas fuentes, el tiempo promedio que se requiere para llegar a un fallo puede llegar a cinco años y como ya se recogía en una columna anterior, el país está mal ubicado en el ranking mundial del Imperio de la Ley.

En la evaluación del costo de la corrupción existen diversas cifras que van desde $9 billones al año, según el extenso estudio presentado por la Universidad Externado de Colombia, hasta $50 o $60 billones al año según la Contraloría General de la Nación. Sea una cifra o la otra, es un problema que ha “desbordado sus justas proporciones” como diría algún expresidente.

Ahora bien, recaudamos poco porque el grueso de la actividad económica evade o elude la obligación de pagar impuestos y para evitar este delito la justicia es ineficiente y en muchos casos sujeta a corrupción. Lo poco que recogemos no alcanza para las obligaciones propias del Estado porque parte sustancial de esos recursos se quedan en manos de los corruptos, delitos que en su mayoría quedan impunes. La justicia no tiene la capacidad de luchar contra la corrupción por ineficiente y porque en muchos casos, como hemos visto, esta carcomida por esta. En conclusión, no hay plata porque se la roban, se la roban porque hay impunidad y para resolver el tema cobramos más impuestos.

Tal vez convendría ver estos tres grandes temas de manera integral como un solo tema y ese es JUSTICIA. La base de la convivencia de cualquier sociedad es la justicia. Si la justicia funcionara, podría controlarse la evasión, y poner coto a la corrupción. En vez de dispersar las fuerzas y la atención y enfrascarnos en toda suerte de debates, el país debería concentrarse en lo prioritario. No nos cabe una reforma fiscal más, ni un estatuto anticorrupción adicional, sin que ni lo uno ni otro traiga los resultados esperados.

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