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Analistas 05/03/2017

La policía del posconflicto

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales
La República Más
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Surtido el proceso de congregación de los guerrilleros e iniciado el proceso de entrega de armas cabe preguntarse cual es la policía que tendremos en los años venideros. Aun más oportuna es esta pregunta cuando se tiene en cuenta que la principal preocupación de los colombianos hoy en día es la seguridad en las grandes ciudades y que recientemente se expidió un nuevo Código de Policía. 

No hay duda que durante el conflicto con las Farc la Policía se “militarizo” y entro a actuar como cuerpo de combate en muchas ocasiones. Igualmente en la última década la Policía ha jugado un papel importante en la lucha contra los carteles de la droga y en esa tarea necesariamente se ha cruzado nuevamente con la guerrilla que al fin y al cabo esta(ba) íntimamente ligado al negocio de las drogas.

El tema de las drogas sigue más vigente que nunca pues según los últimos reportes del gobierno de los Estados Unidos los cultivos ilícitos crecieron en 2015 alrededor de 40%, lo que demandará que una parte importante de nuestra fuerza de Policía se entregue a combatir los delitos relacionados con este fenómeno. No obstante existen los retos ya mencionados de la seguridad ciudadana y de la convivencia que tan oportunamente puso de presente el nuevo Código de Policía.

Hay que tener presente que la Policía es ante todo un cuerpo civil. Es una fuerza para ayudar al ciudadanos y tal vez por esa distorsión que se dio durante las pasadas décadas de guerrilla y narcotráfico la Policía es percibida por la ciudadanía como un enemigo. Esto se hace evidente cuando el ciudadano se acerca a la Policía a poner una denuncia por un hurto o un abuso. No encuentra eco… “llene este formato”… “vaya a la comisaría” y otras evasivas (¿o cumplimiento estricto de normas?) que hacen que el ciudadano pierda la esperanzas con las denuncias. De hecho hay consenso que los delitos menores está subreportados; “¿qué saco con denunciar? Pierdo toda la mañana y da lo mismo”.

Otro tanto sucede con la percepción que la ciudadanía tiene respecto al papel de la Policía en uno de los aspectos más importante de la convivencia ciudadana; el manejo del tráfico. Los ciudadanos sienten que la Policía no esta para “ayudar” sino para perseguir al ciudadano. Recientemente bajando por la avenida 92 en Bogotá tuve que esperar tres cambios de semáforo por vehículos que obstruían el paso al cambio de las luces. Finalmente al atravesar una moto culebreando frente a mi carro se hace cerca al anden y rapa el celular de un incauto peatón. “¿Dónde está la Policía?” me preguntaba. Pues la respuesta la encontré tres cuadras más abajo con un reten cazando incautos conductores que hablan por celular en medio de trancón. 

Cual será el comportamiento de la Policía frente al nuevo código. Instruir y prevenir o permitir y castigar. Será el policía de la cuadra que conoce a su comunidad y que advierte sobre la norma vigente para evitar sanciones y congestionar los sistemas de justicia policiva o será la policía del posconflicto, aquella que viene de zonas de violencia y cuyo objetivo es cazar al infractor en flagrancia e imponer la multa.

Solo si la policía conoce a sus comunidades sabrá de la presencia extraña de los delincuentes. Solo si el ciudadano se convence que la Policía es su aliado podrá prevenirse el crimen. De esto está dando buen ejemplo el alcalde de Medellín. Han sido los ciudadanos los principales aliados en la lucha contra la delincuencia común. No queremos el Mejor Policía del Mundo sino las ciudades más seguras del mundo.

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