MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Naciones Unidas acaba de dar a conocer el Informe sobre la crisis mundial de fertilidad (2024) y alerta sobre el alarmante descenso en la tasa de fecundidad. Según el reporte la tasa mundial de fecundidad está ligeramente por encima de dos nacimientos por mujer, lo que es una cifra preocupante ya que el nivel de reemplazo poblacional es de 2,1 hijos.
Las mujeres en el mundo han venido teniendo cada vez menos hijos y mientras en la década de los 60 el número de hijos era de 5, éste disminuyó a 3,3 en 1990 y proyecta el informe que para 2100 bajará a 1,8 nacimientos por mujer. En Colombia la tasa de fertilidad es de 1,7 hijos por mujer por debajo del nivel de reemplazo, mientras que en los países desarrollados es de 1,5 y en algunos países como Corea del Sur fue en el año pasado de 0,72 hijos por mujer.
Y no es que las mujeres no quieran tener hijos, por el contrario, un número elevado de las parejas encuestadas manifestaron el interés en tener más hijos, pero eso lo ha impedido las limitaciones financieras, la inseguridad laboral, la dificultad en el acceso a vivienda y la falta de centros de atención infantil. Las mujeres quieren tener más hijos y los estados quieren que las madres tengan más hijos, lo que ha hecho que de las políticas de control natal se deba pasar aquellas de fomento de la natalidad como sucede Suecia, Francia o Noruega. Este cambio en el papel del estado se da porque la crisis en la fertilidad trae serios problemas a los países como veremos.
Este fenómeno poblacional trae el envejecimiento de la población y la disminución en población económicamente activa, porque nacen menos personas y las que están, viven más tiempo. Resultado de las mejoras en los sistemas de salud y el avance en las ciencias médicas, la esperanza de vida en el mundo en 1992 era de 63 años para hombres y 68 para mujeres, mientras que para 2024 es de 70,8 años para los hombres y 76 para las mujeres. En Colombia, el salto en el mismo período fue para los hombres de 66 años a 74, mientras que, para las mujeres de 72 a 79 años, por encima de las cifras globales.
Con menos gente joven y más gente mayor tienden a colapsar tanto los sistemas de salud como los sistemas de pensiones ya que el tipo de enfermedades que caracterizan a los mayores son más complejas y costosas que las de los jóvenes, mientras que en el campo pensional se tendrán, a medida que se invierte la pirámide poblacional, menos jóvenes aportando a un sistema de pensiones y un mayor número de pensionados que viven más años. Estos dos fenómenos conducen tarde que temprano a una crisis fiscal o a la necesidad de replantear el sistema fiscal.
Otro fenómeno es el migratorio. Por una parte, los pobres de los países pobres buscan migrar a los países ricos, lo que alivia la situación en los primeros mientras que puede llegar a impactar de manera negativa los segundos, aunque está comprobado que el mediano plazo existe un bono migratorio que favorece a las naciones receptoras.
De otro lado (flagelo que sufre Colombia), los profesionales formados de países pobres migran a las naciones más ricas que buscan mano de obra calificada lo que significa un drenaje de conocimiento que expulsa esa población y ahonda la brecha entre países ricos y pobres. En fin, el mundo está viviendo una revolución poblacional cuyos efectos apenas estamos empezando a reconocer y es tiempo que países adopten políticas de acuerdo a esta nueva realidad.
En el corto plazo, se necesita un aumento del salario mínimo coherente con la inflación y la productividad. En el mediano plazo, la verdadera solución está en formar a los trabajadores para los empleos que existen y para los que vienen
La tarea es encontrar un punto medio entre un aumento de los ingresos y evitar excluir a más personas de la informalidad, además de los efectos inflacionarios
Es un recordatorio: Colombia también se ha construido desde la confianza, desde el ahorro, desde el servicio y desde la decisión de creer en la gente cuando más lo necesita. Eso fue Conavi