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Analistas 05/12/2017

China importa

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Asistí la semana pasada al XI Cumbre Empresarial China-América Latina en Montevideo y allí se hizo evidente el interés de la segunda economía del mundo por nuestra región. Esta cumbre organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ccpit, que es la agencia de comercio e inversión china, congregó 2.700 empresarios de los cuales más de 700 fueron empresarios y autoridades chinas de todas las provincias del gigante asiático y empresarios de todos los países de la región.

Tres hitos importantes fueron determinantes en la excelente convocatoria y en la dinámica de la cumbre. Por una parte China publicó a finales de 2016 el documento sobre Política China Hacia América Latina en el cual se señalan en lo económico, entre otros, los sectores de infraestructura, tecnología, tecnologías de la información, y comercio electrónico como las áreas de interés, y en lo político promete un relacionamiento más estrecho y una mayor cooperación.

El segundo hito es la política china de “La Franja de la Seda”. Esta iniciativa que pretende, a lo largo de la ruta de la seda que se estableció en tiempos de Gengis Khan, construir una infraestructura que una a China con Europa y África, sembrando a lo largo de esta ruta una infraestructura industrial y comercial en los países que atraviesa. Con una inversión que se estima en US$100.000 millones este es sin lugar a dudas el proyecto más ambicioso de inversión desde el Plan Marshall. Si bien América Latina no estaba incluida en esta iniciativa, tanto el presidente Xi Jinping como las autoridades que asistieron a la cumbre resaltaron la decisión de extender este vasto plan de inversión hacia nuestra región.

Un tercer acontecimiento ayudó a la dinámica de esta cumbre y se trata de la celebración del XIX congreso del partido comunista chino el pasado mes de octubre. En este importante evento, que encumbre al presidente XI Jinping a la máxima jerarquía, fue claro el mensaje de una China que quiere expandirse al mundo y profundizar los procesos de globalización como un instrumento de cooperación internacional. La asistencia masiva de delegaciones oficiales y empresariales a la cumbre así lo ratifican.

Algunos países de la región han entendido cómo estos acontecimientos provenientes de la segunda economía del mundo y en momento en los cuales la primera economía cierra fronteras y se desliga del quehacer global, representan una gran oportunidad económica. Así Brasil, Uruguay, Chile y Perú ya han hecho de China el principal destino de sus exportaciones manteniendo una balanza comercial equilibrada y en algunos casos avanzado con tratado de comercio. Es a esos países donde está y estará llegando la inversión y los proyectos de la Ruta de la Seda ya que estos han entendido a China como un aliado y no como una amenaza.

Colombia no ha entendido el mensaje. Mientras nuestros altos funcionarios atienden vergonzosas visitas en Washington explicando lo inexplicable en materia de droga, no se le da importancia al fortalecimiento de la relación con China, ni asisten nuestras máximas autoridades a las convocatorias de esta nueva realidad. Pertenecemos a la Alianza del Pacífico desde donde se ha trazado un derrotero para enfrentar el reto asiático, sin embargo nos rehusamos a avanzar en un política con el principal jugador del Asia Pacífico. Las tareas que se trazaron el presidente Santos y el primer ministro Li Keqiang en materia de conversaciones sobre comercio, de proyectos agrícolas e industriales siguen pendientes. ¿Hasta cuándo?

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