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Analistas 07/08/2017

Inteligencia para innovar

Carlos Durán
Presidente de Levapan
Analista LR

El más reciente Índice Mundial de Innovación 2017 que elabora cada año, en conjunto, la Universidad Cornell de EE.UU., la Escuela de Negocios INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, sitúa a Colombia en el quinto lugar en América Latina en materia de innovación. Un ranking que en el sur del continente lidera Chile y que no ha cambiado mucho en los últimos años.

Esta es información global y pública, pero en este contexto resalto lo que considero será la mayor tendencia de desarrollo empresarial en los próximos años: la inteligencia colectiva para innovar.

Para hablar de esto es válido preguntarse primero: ¿qué entendemos por innovación? En el sector empresarial, el concepto está ligado a la generación de valor a través de la identificación de oportunidades y la resolución de problemas, lo que debe traducirse en obtención de beneficios económicos y/o sociales para una organización y mejor aún, si significa además, aporte a las comunidades que se impactan.

Uno de los sectores en los que Levapan se desempeña es Panadería y sirve de claro ejemplo de este concepto. Un estudio de nuestro aliado estratégico Puratos reveló que el 98% de los colombianos consume pan, una muy buena cifra, sin embargo, el sector ha encontrado dificultades para crecer debido, entre otras, a la estigmatización que ha vivido este producto.

Se acaba de realizar en Cali la Feria de la Panadería y la Pastelería y allí centenares de panaderos se unieron para revisar cómo innovar en este sector y una de las principales conclusiones fue que el futuro del pan, está en el pasado. Es decir, que la oportunidad está en aprovechar las soluciones tecnológicas de hoy, pero recuperando las masas madres que hacían de los panes de antes soluciones de alimentación saludables.

En dicho encuentro fue grato ver este gran número de panaderos uniendo toda su capacidad para arriesgarse a innovar con materias primas, formas y creatividad, con el fin único de reanimar el sector.

Y es que precisamente, en momentos difíciles lo último que se puede hacer es caer en lamentos. Por el contrario, la innovación y la creatividad deben convertirse en motores para la generación de crecimiento en las empresas.

Esto lleva, también, a saber diferenciar lo que es la creatividad de la innovación. Lo primero es la forma de salirse de lo convencional y de manera estructurada proveer nuevos puntos de vista, mientras que la innovación se apalanca en esta creatividad para encontrar una solución tangible que genere valor.

Las situaciones difíciles, sean propias de las compañías o del panorama nacional y mundial, deben transformarse en una motivación para la innovación. Solo a través de este mecanismo podemos reinventarnos, reorganizarnos y redireccionar las compañías hacia el cumplimiento de objetivos que se ajusten a las realidades en las que vivimos.

Para dicho ejercicio es clave tener en cuenta tres características del proceso de innovación: en primer lugar, tener claridad y definir con exactitud el problema o la oportunidad; en segundo lugar se debe pensar colaborativamente, no solo dentro de la compañía, sino externamente; y en tercer lugar se debe implementar la innovación. Una innovación sin implementar se convierte en una simple idea.

Mucho se habla de innovación, especialmente en el plano empresarial, pero pocas veces se aterriza el concepto a la ejecución de la innovación y a su medición. Es necesario crear métricas e indicadores que permitan evaluar si realmente los planes de innovación están teniendo algún impacto en el desarrollo empresarial.

Para eso existen algunos caminos, uno de los más claros y efectivos es el de medir el porcentaje de ingresos que la innovación le ha aportado al total de ventas de la compañía. Pero lo ideal es que los indicadores se ajusten a las necesidades y objetivos de cada organización.

Sin embargo el punto sigue siendo el mismo: innovar. Una empresa que no innova está condenada a desaparecer en un mundo en permanente transformación. Y las herramientas para innovar no hay que buscarlas necesariamente afuera. Cada empresa tiene en su equipo talentos e inteligencia suficientes para hacerlo, el reto consiste en lograr que esa inteligencia individual se convierta en colectiva, y esta a su vez en innovación.

Y para impulsar esta inteligencia colectiva es indispensable que la innovación haga parte del ADN de la compañía. Esto se logra teniendo teniendo una estructura visible dedicada exclusivamente al tema, generando acciones que reconozcan al interior de la organización las iniciativas innovadoras, buscando alianzas externas con entidades que promueven la innovación en Colombia como Colciencias e Innpulsa y reformulando los indicadores de gestión de toda la empresa para que giren en torno a la innovación, entre otras.

Y para innovar lo más importante es arriesgarse a hacerlo, así que comience, mida, aprenda y diviértase innovando.

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