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Analistas 20/04/2024

¿Emprendimiento? volvámoslo sinónimo de fuerza femenina en el campo

Begoña Aristy
VP y gerente general PepsiCo Alimentos Región Andina

El emprendimiento en el agro colombiano emerge como un catalizador fundamental para la emancipación de la mujer, trascendiendo la tradicional percepción que las relega únicamente a su contribución al hogar. Este fenómeno no solo tiene implicaciones económicas, sino que también redefine los roles de género arraigados en la sociedad. Según el estudio sobre emprendimiento de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), Colombia se encuentra entre los países de América con mayor porcentaje de mujeres emprendedoras, con un 26%, superado únicamente por Guatemala con 28,20%.

Desde lo planteado en el párrafo anterior, podemos entender que el emprendimiento femenino ha experimentado un notable crecimiento en las últimas décadas, evidenciando la determinación y la capacidad innata de las mujeres para destacarse en diversos roles. Este fenómeno no solo representa un cambio en la estructura laboral, sino que también refleja una transformación social significativa que abraza la diversidad y la igualdad de oportunidades no solo en nuestro país, sino también en la región.

Partiendo de la premisa que, en Colombia, emprender desde el agro se ha convertido para muchas mujeres en la puerta hacia la autonomía financiera, se ha demostrado que esto genera un impacto transformador en las contribuciones económicas tradicionales, beneficiándose a nivel individual y generando una transformación de la dinámica familiar y comunitaria, contribuyendo al desarrollo económico sostenible de su comunidad.

Aunque algunos podrían argumentar que las mujeres han demostrado su capacidad para liderar en diversos sectores, entre ellas las labores en el campo, es crucial reconocer que aún enfrentamos desafíos persistentes en la promoción de la equidad de género en el emprendimiento. Según los datos publicados por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), para 2023 se registró que hay 5,8 millones de mujeres en el campo colombiano, esto significa un punto de partida en cuestión de emprendimiento, para crear acciones que generen valor productivo y de conocimiento en cada una de ellas, porque si bien existen avances notables, debemos ser honestos sobre las barreras que persisten y trabajar activamente para superarlas.

Otro tema que no podemos dejar pasar por alto es que, la participación de las mujeres en carreras universitarias relacionadas con la agronomía sigue siendo un campo con gran potencial. A pesar de las nuevas generaciones que ingresan a la universidad, las cifras del Ministerio de Educación Nacional del 2021 revelan que solo el 2% de las mujeres se inclina por el área agrícola (de un total de 1.307.376 encuestadas). Justamente, el rol de las mujeres en el sector agropecuario es fundamental para el relevo generacional en el campo colombiano, pues su incorporación y participación no solo aporta a la sostenibilidad y equidad de la industria, sino que también impulsa el desarrollo del campo a través de un tejido social y económico más inclusivo y próspero.

Ahora bien, una necesidad infalible es el respaldo activo por parte de las empresas privadas al emprendimiento femenino en el sector agrícola colombiano, esto representa un paso crucial hacia el desarrollo sostenible y la equidad de género en la región. Desde el programa Ella Alimenta al Mundo, desarrollado por la Fundación PepsiCo y Care se desembolsaron prestamos por un total de $46.591.200 para educación y compra de insumos agrícolas que promueva la creación de nuevas formas sostenibles y autosuficientes para que 146 mujeres en Nariño continúen esta invaluable labor en el campo colombiano. Adicional a esto, 1.164 mujeres reciben formación en los módulos de Buenas Prácticas Agrícolas y Fertilizantes y en análisis de suelos que, sumado al préstamo realizado a las mujeres, abre la opción para que se cree emprendimiento en el campo colombiano liderado por mujeres.

Para concluir, quiero expresar que el emprendimiento femenino es una fuerza dinámica que no solo desafía las expectativas tradicionales de su rol más allá del hogar, sino que también enriquece el panorama empresarial de un país que día a día busca progreso. Al empoderar a las mujeres para que asuman roles de emprendimiento no solo se rompen barreras, sino que también se construye un futuro más inclusivo, equitativo y próspero para todos.

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