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Analistas 21/12/2022

El impacto de la incertidumbre

Andrés Felipe Londoño
Asesor en transformación digital legal de servicios financieros

Todo proyecto racional debe tener en cuenta el análisis de viabilidad de su éxito. La evaluación de un emprendimiento, una nueva línea de negocio o una expansión geográfica deberían estar precedidos de un ejercicio que evidencie una alta probabilidad de que los beneficios superarán sus costos. Pero ¿qué pasa cuando todos los días se alteran las bases de dicho análisis debido a la creciente incertidumbre? Veamos:

Una empresa que quiere llevar a cabo una actividad productiva proyecta en el tiempo una serie de inversiones con la expectativa de recibir unos ingresos futuros que generen una rentabilidad, teniendo en cuenta el valor del dinero en el tiempo. Para hacerlo, debe tener en cuenta los flujos futuros que generará la actividad y la estructura de capital con que financiará sus esfuerzos, compuesta por los recursos de sus socios (patrimonio) y/o de terceros (deuda). Cuantificar el costo de la deuda y del patrimonio es clave para poder determinar su viabilidad financiera de la actividad, teniendo en cuenta que esta estructura de capital tiene un costo de oportunidad, que no es otra cosa que la cuantificación del sacrificio de utilizar esos recursos en una mejor alternativa, como invertirlos en un bono o un fondo de inversión extranjero. Dicho costo se conoce en la jerga financiera como Wacc (“costo promedio ponderado de capital” por sus siglas en inglés).

Tener empresa tiene sentido económico sólo cuando la utilidad operacional después de impuestos es superior al capital invertido multiplicado por el Wacc. En palabras sencillas, vale la pena emprender cuando los beneficios de la actividad superan sus costos, teniendo en cuenta el valor del mejor uso alternativo de los recursos invertidos y los impuestos. La incertidumbre tiene un impacto directo en esta ecuación.

Cuando aumenta la incertidumbre, elementos base que determinan el costo de la deuda y del patrimonio hacen necesaria una rentabilidad cada vez mayor para poder justificar económicamente el despliegue de una actividad productiva. Por el lado del costo de la deuda, que no es otra cosa que las tasas de interés de los créditos tomados, la incertidumbre se observa en tasas crecientes que anticipan más inflación, más devaluación y menor confianza de los acreedores en que los deudores puedan honran sus compromisos financieros. Por el lado del costo del patrimonio, la incertidumbre se reflejará tangiblemente en una mayor rentabilidad esperada necesaria para justificar la inversión a causa de: (i) una tasa libre de riesgo más alta (por un aumento en el precio de activos seguros como los bonos del Tesoro de EE.UU.), (ii) el incremento en la prima de riesgo de mercado (el sobreprecio que el mercado exige a un país para financiarlo) y (iii) un mayor “beta” (medida de la volatilidad de un activo con respecto al mercado en general). Igualmente, en la proyección de flujos futuros, insumo esencial para calcular tasas de retorno de la inversión, valor presente neto o periodos de recuperación de la inversión, también se ven seriamente afectados por la incertidumbre, al ser cada vez más difícil su anticipación y precisión.

Es así como, por su afectación directa en el costo de la estructura de capital y la proyección de flujos, el peligroso coctel del aumento del salario mínimo, el incremento de impuestos, el avance enigmático de la inflación, el deterioro de la demanda, el cambio radical y constante en la regulación, el anuncio de control de precios, la incesante intervención de entidades estatales y el rápido deterioro de la democracia liberal hace que tener empresa en Colombia sea cada vez más difícil y económicamente indefendible.

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