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Analistas 30/08/2023

¿Cómo proteger a Colombia?

Andrés Felipe Londoño
Asesor en transformación digital legal de servicios financieros

A estas alturas es ingenuo creer que este gobierno concertará con los diversos actores involucrados las ambiciosas reformas que pretende imponer. Recientes acontecimientos como el plantón de Petro en el Congreso de la Andi, el estrangulamiento financiero intencional de las EPS, la purga de funcionarios competentes en varias entidades públicas, el debilitamiento deliberado de las fuerzas armadas o la presentación sorpresiva de un nuevo proyecto de reforma laboral, demuestran que ya estamos en una fase avanzada de radicalización del gobierno, donde intentará forzar la imposición de su agenda extremista.

So pena de tener que asumir un incalculable costo por el atraso resultante, los colombianos debemos reaccionar con contundencia e inspirarnos en el pasado para enfrentar la oscuridad de un colectivismo fundado en la irracionalidad y en ideas fracasadas según plena prueba de la historia de la humanidad.

En su momento, ante la inminente amenaza que representaba la Urss para el mundo occidental, Ronald Reagan expresó lo siguiente en un famoso discurso de 1964: “Cada lección de la historia nos dice que el mayor riesgo reside en la acomodación como apaciguamiento. Si seguimos acomodándonos, retrocediendo y retrocediendo, eventualmente tendremos que enfrentar la exigencia final, el ultimátum. Cuando llegue el ultimátum, nuestra rendición será voluntaria, porque para entonces habremos sido debilitados desde adentro espiritual, moral y económicamente.”

Ante este sombrío escenario, Reagan inspiró a los estadounidenses a no ceder: “Usted y yo sabemos y no creemos que la vida es tan cara y la paz tan dulce como para comprarse al precio de cadenas y esclavitud. Hay un precio que no pagaremos. Hay un punto más allá del cual no deben avanzar. Usted y yo tenemos una cita con el destino. Conservaremos para nuestros hijos esta, la última y mejor esperanza del hombre en la tierra, o los sentenciaremos a dar el último paso hacia mil años de oscuridad. Usted y yo tenemos la capacidad, la dignidad y el derecho de tomar nuestras propias decisiones y determinar nuestro propio destino”.

Los colombianos enfrentamos un contexto similar que amerita esta contundente reflexión y una reacción correspondiente. El permitir que triunfen las ideas extremistas de este Gobierno en materia de salud, empleo, industria, energía, gasto público, política criminal, comercio o ahorro pensional, nos condenaría a la oscuridad al destruirse los factores determinantes del crecimiento económico y el mejoramiento del nivel de vida.

Distintos actores deben unir coordinadamente sus capacidades para contener los daños de un gobierno entregado a la destrucción de los avances existentes y a la refundación de la patria a partir de ideas colectivistas arcaicas. No hay que inventar el agua tibia. Por ejemplo, María Ressa, premio Nobel de la Paz, lideró la implementación de un modelo llamado #FactsFirst (Los hechos primero) para defender la democracia de Filipinas y enfrentar la posverdad en la época de Rodrigo Duterte, vinculando a diversos grupos de la sociedad civil como la prensa, organizaciones empresariales, grupos religiosos, firmas de abogados, universidades y tanques de pensamiento.

En Colombia urge una coordinación institucional similar, dirigida a contener los daños de este gobierno irracional y a proponer una visión optimista y realmente inclusiva de nuestro futuro.

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