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Sin autonomías, no hay democracia. Lo he expresado en anteriores columnas y las circunstancias sobrevinientes exigen reiterarlo.
La autonomía de las entidades territoriales se viene socavando de manera sistemática, vía pronunciamientos de altos funcionarios gubernamentales del orden nacional, incluido el Presidente de la República, y también mediante actos administrativos de ministerios y sus entidades adscritas, generando un ambiente de inseguridad y galimatías jurídico, respecto a las competencias, que por Constitución y ley, corresponden a municipios, distritos y departamentos.
Recortes o aplazamientos de giros para cumplir vigencias futuras correspondientes a proyectos y contratos en ejecución; incumplimientos que amenazan la responsable disciplina fiscal, y conductas futuras que se blanden como consecuencia ante eventuales providencias judiciales o divergencias respecto a proyectos de ley.
Otras expresiones de irrespeto a la autonomía son: 1) El permanente asedio al Metro en el distrito capital; 2) El uso del poder de entidades nacionales de inspección y vigilancia para tomar control sobre cajas de compensación y redes públicas de salud; 3) Expedición de normas que conculcan competencias en ordenamiento territorial y uso del suelo a municipios pequeños, capitales departamentales y distritos, afectando decisiones de inversión de sectores empresariales; 4) Decisiones que desarticulan las acciones de seguridad y defensa en los territorios.
Estos son unos cuantos ejemplos del permanente hostigamiento a las entidades territoriales y hay muchos más.
Enhorabuena, varios gobernadores y alcaldes de ciudades capitales han venido asumiendo con responsabilidad y liderazgo la función de guardianes de la autonomía territorial en Colombia.
Sin ese dique, la sostenibilidad de nuestra democracia estaría en más riesgo del que ya está.
Sin duda, el trabajo de guardianes de la autonomía territorial, no puede consistir en esfuerzos aislados de gobernadores y alcaldes; se requiere que entidades que los asocian como Asocapitales, Asointermedias, Fedemunicipios y la Federación de Departamentos, participen solidariamente, con fundamentos y explicaciones claras, como guardianes de la autonomía territorial en Colombia.
Hay otras autonomías también en riesgo de verse diezmadas; la de universidades, gremios, sindicatos, ramas del poder público, cámaras de comercio, cajas de compensación, concejos y asambleas.
Hasta las familias empiezan a ver alteradas sus decisiones cotidianas respecto a los programas de televisión que desean ver en los horarios triple A de la televisión nacional, y en la decisión que atañe a la educación que quieren dar a sus hijos.
Toda expresión organizada de la comunidad y la sociedad civil debe ser guardián de sus espacios de autonomía; ceder en ello es dejar asestar golpes letales a la democracia. Sin duda, todas ellas están llamadas a ejercer esa autonomía de manera integralmente sostenible y socialmente competente.
Guardianes de la autonomía para una democracia sostenible: noble idea que trasciende mantras ideológicos.