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En los últimos días ha vuelto a ser un tema de portada en los medios de comunicación el proyecto de cable aéreo que conectaría a Bogotá y al municipio de La Calera, proyecto que recién está en etapa de estudios de prefactibilidad.
Más allá de entrar en la controversia reciente, creo que es importante que los tomadores de decisiones tengan en cuenta que, de acuerdo con lo que ha publicado la misma Gobernación de Cundinamarca, esta es una iniciativa que tiene todo el potencial para mejorar la calidad de vida y la movilidad de miles de personas que todos los días hacen ese tránsito entre dos poblaciones cercanas, pero muchas veces bastante alejadas por lo difícil que puede ser el transporte.
Haciendo una revisión de datos y noticias para escribir esta columna, encontré que la Gobernación de Cundinamarca resalta que el cable aéreo “beneficiará a más de tres millones de pasajeros al año y, con un trazado aproximado de 5,5 kilómetros, se espera que reduzca los tiempos de viaje entre Bogotá y La Calera en un 60%, pasando de 89 a 35 minutos”.
La sola reducción de tiempos para más de tres millones de personas al año ya hace que el proyecto sea transformador para la realidad de la comunidad de La Calera, pero hay un tema adicional, que muy bien resalta la Gobernación de Cundinamarca y que siempre destacamos en Doppelmayr, y es el beneficio ambiental. De acuerdo con el estudio ‘Green City Deals’, realizado por la Universidad de Düsseldorf y, los expertos en sostenibilidad de Denkstatt GmbH, un teleférico es el medio de transporte masivo más “limpio”, ya que produce menos de una cuarta parte del equivalente de CO2 que otros medios de transporte.
Además de eso, la revista ‘The Next Level of Mobility: Teleféricos como medio de transporte urbano’ destaca que “el teleférico es un medio de transporte respetuoso con el medio ambiente. No produce emisiones locales gracias a su accionamiento eléctrico. El uso de energías renovables permite que incluso su funcionamiento sea totalmente neutro en cuanto a emisiones de CO2”. Esa publicación también resalta que los teleféricos son un medio de transporte atractivo desde los urbanístico, rentable y con un tiempo de construcción corto y necesidad de espacio reducida.
Mejores tiempos de viaje, amigable con el medio ambiente y hasta un impulsor del turismo y del crecimiento de las economías locales, como lo hemos visto con el ejemplo del TransMiCable en Ciudad Bolívar. Los teleféricos son medios de transporte que, sin duda, transforman las comunidades y elevan su calidad de vida.
Es por eso que espero que proyectos como el de La Calera puedan llegar a buen puerto y que estas iniciativas tengan una acogida cada vez mayor en ciudades como las colombianas, muchas de ellas con topografías complicadas y con la enorme necesidad de encontrar soluciones de transporte cada vez más eficientes y amigables con el medio ambiente.