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Analistas 24/01/2016

Un año muy difícil para el mundo

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities
La República Más
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No ha pasado ni un mes de 2016, y el mercado de EE.UU. ya ha perdido más de 9% de su valor. Valga decir que este inicio de año es el peor inicio que se ha visto en la historia del S&P 500, el índice de mercados insignia de EE.UU. A mí, este inicio de año me ha hecho recordar al 2008. Como he argumentado varias veces en otras columnas, considero que la economía de EE.UU. está lejos de estar en el tan buen estado que argumenta el consenso de los analistas. Al contrario, considero que posibles accidentes de la economía de EE.UU. es el mayor riesgo que afrontan los mercados internacionales.

Insisto en una tesis que he presentado muchas veces en el pasado. La sabiduría convencional diría que unos precios del petróleo bajos son una excelente noticia para EE.UU., pues este país continúa siendo un importador neto de crudo. Los menores precios del petróleo que se vieron en 2015 significaron una mejora material en el balance contable de las familias de EE.UU., pues estas utilizaron US$$200.000 millones menos el año pasado para pagar por su energía y gasolina. Ese ahorro fue el equivalente a casi 2% del total del ingreso disponible de las familias.

Sin embargo, los precios del petróleo más bajos no resultaron ser tan buenos para la economía como se esperaba, porque estos menores precios destrozaron a la industria petrolera no convencional de EE.UU. Se estima que esta “quiebra” generó una caída de 1% del PIB en el nivel de inversión de todo el país, y pareciera ser que el efecto para 2016 será peor. Si el consumidor hubiera crecido en 2015 al 4% en vez de al 2%, como debería haber sucedido si las personas se hubieran gastado lo que se ahorraron en gasolina, pues no habría problema. Pero, como impliqué antes, eso NO fue lo que sucedió.

El mundo necesita que el precio del petróleo rebote. Por muchas razones (calentamiento global, por ejemplo), pero principalmente porque si no rebota, los índices mundiales de activos riesgosos van a continuar perdiendo valor. Y ese hecho implica que se incrementará agresivamente el riesgo de que EE.UU.  y el mundo desarrollado caigan en un espiral deflacionario.

Yo sigo pensando que el petróleo va a rebotar porque no logro compaginar en mi cabeza la idea de que ya algunos productores de petróleo de Dakota del Norte le están PAGANDO a las refinerías para que éstas les acepten su crudo. Efectivamente, la cosa es tan grave que los productores prefieren no recibir pago con tal de deshacerse del crudo que tienen. Yo no sé a ustedes, pero para mí es clarísimo que estos precios del crudo NO son sostenibles.

El ajuste vendrá de la mano de la Fed y por el lado de los productores. Muchos productores no convencionales de EE.UU. y Canadá desaparecerán, pues ya no podrán competir; y por el lado de la Fed, el banco central de EE.UU. tendrá que aceptar que no pudo corroborar las expectativas que le había presentado al mercado. En el mejor de los escenarios, quizás el Banco Central de EE.UU. logre subir sus tasas de interés una sola vez más durante el año en curso (en vez de cuatro veces, como había anticipado).

Como podrán ver, esta vez la cosa sí pareciera ser diferente. La razón detrás de esta afirmación es la misma que siempre se ha presentado en esta columna: el mundo desarrollado está en un proceso desinflacionario plurianual que apenas está comenzando. Pregunta: ¿se acuerdan de BlockBuster? BlockBuster alcanzó a tener 980.000 empleados en su auge. Netflix tiene 2.190 empleados. ¿Me explico?

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