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Analistas 11/08/2020

E-commerce y sostenibilidad II

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

En el artículo anterior hablamos sobre la insostenibilidad de algunas políticas comerciales en el e-commerce a raíz del aumento de las actividades en este canal durante la pandemia. Sin embargo, es claro que hay que vivir la sostenibilidad desde el core del negocio, y tenerla presente de manera transversal en todos los procesos de la organización. Por tanto, no es aceptable que se tengan acciones sostenibles solamente en entornos comerciales o fraccionados en la cadena productiva.

Cada vez son más las organizaciones que se adhieren a esta tendencia, y no es para menos; las alarmas en estos tiempos debido a la suspensión de algunas prácticas sostenibles y el aumento en la frecuencia de compra on line, han ocasionado un significativo atraso para el medio ambiente, que han provocado que los consumidores hoy, se inclinen por marcas que demuestran más consciencia en este sentido.

Muchas organizaciones han entendido este cambio en el comportamiento del consumidor, y éste, a su vez, se ha vuelto cada vez más responsable e inquieto por el cuidado del planeta.

Retomando el ejemplo del sector retail, empresas que venden artículos y vestuario, no solamente están siendo retadas a rediseñar sus actuales políticas comerciales, poco favorables en términos de contaminación, sino a hacerlo de manera transversal a todos los procesos de elaboración de sus productos. Cadenas de producción realmente sostenibles, cambios en la adquisición de suministros, no solo desde el punto de vista de materiales eco amigables, sino también desde su impacto social, son algunos aspectos por considerar.

Entre los principales cambios que debe afrontar este sector en nuestro país, con miras a la sostenibilidad, están: el aumento del ciclo de vida del producto y así reducir al máximo la obsolescencia programada para pensar más en la relación calidad versus sostenibilidad, reflexionar sobre la huella de carbono que causa la importación de insumos o productos terminados e impulsar así el localismo. Todo esto acompañado de las políticas comerciales de las que hablamos en la primera parte de este artículo, que optimicen las rutas de reparto, el material y la cantidad de sus empaques, y la devolución del producto al proveedor, con costo.

Desde la óptica del marketing sostenible, es preciso formar mercados para la reducción y el consumo responsable, informar más sobre los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), y educar para la reutilización y el consumo local, entre otras.

Finalmente, no es un capricho que durante la crisis, en todos los países del mundo estemos hablando de impulsar el consumo local desde el punto de vista económico; también lo es desde la sostenibilidad. ¿Cuántas veces, como consumidores, damos importancia al origen de nuestras prendas o de sus insumos? El consumidor responsable de hoy, cuestiona aquellas economías que desafían la desigualdad social en términos de género, salario, jornadas y las condiciones en que trabajan y son compensadas las personas. Hoy más que siempre, el consumidor valora el impacto de las organizaciones en las comunidades de origen.

Por tanto, las organizaciones que han entendido que el mundo está cambiando, deben saber que el desarrollo sostenible requiere de cambios disruptivos en la forma como se han llevado hasta ahora sus procesos, y medir su impacto no solo en el medio ambiente sino en la sociedad; es clave para avanzar.

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