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El derecho a tener viento, a sentir frío, a tener una noche fresca, a ver estrellas, a tener agua en los ríos, a un paisaje verde, a que den ganas de tener hijos, el derecho a tener futuro.
Esa familia de derechos se abre paso entre los reclamos de las nuevas generaciones. Y esa tribu, que mas parece un tronco de hondas reflexiones, nos llevó desde Maloka a proponer otro ángulo para pensar sobre el cambio climático. Empezamos una nueva franja, Foros Maloka Conversa y titulamos al primero Justicia climática: ¿están en riesgo nuestros derechos?
El miércoles pasado mientras el país marchaba, acompañamos la jornada con uno de los temas que desde la ciencia consideramos críticos para la sociedad y armamos una conversación entre activistas, políticos y empresarios. Queríamos preguntarnos por qué nos dibujamos como especie en lo más alto de una pirámide y por qué nuestra relación con los seres vivos ha sido de sometimiento.
Esa tensión entre los derechos de las especies humanas frente a los de las especies no humanas, surge en Colombia con las declaratorias de ríos como el Atrato, el Cauca, el páramo de Piba, la región de la Amazonía o del oso de anteojos, como sujetos de derecho.
Una discusión parecida fue la que animó la emergencia de los derechos humanos. Estos fueron y siguen siendo una poderosa herramienta de defensa frente a los sistemas de poder, en contra de la represión, del silenciamiento, la exclusión y explotación de otros grupos humanos; ahora extendemos esa defensa, a la naturaleza y a las especies con las que compartimos tiempo y planeta.
Esa mañana, los panelistas, casi todas mujeres, nos pusieron a pensar sobre el hecho de que la naturaleza no debería tener valor - como lo ha sido hasta ahora- por lo que representa para los hombres, sino por lo que es en sí misma. En el paso de una visión antropocéntrica a una biocéntrica, que pone el acento en función de la vida y el respeto de todos los seres vivos.
La conversación estuvo en sintonía con la contradicción de habitar uno de los países más biodiversos y frágiles del mundo; pero al mismo tiempo, de inmensa brutalidad: somos, según el informe de Global Witness, el segundo más peligroso del globo para defender el medio ambiente.
Ya hay países como Ecuador o Bolivia que incorporan en sus constituciones referencias de los pueblos indígenas, cuya filosofía tiene como base que la naturaleza es un organismo vivo y sujeto de derechos. Y que al no tener la naturaleza quién la defienda, somos nosotros sus defensores. Esa visión, ya cargada de tanta elocuencia, entra en tensión con otra aún mas inquietante: la naturaleza no necesita de nosotros para defenderse - esa sigue siendo una posición antropocéntrica - ella misma se defiende, toma sus propias decisiones y qué mejor prueba de ello que la crisis climática.
Con este primer foro declaramos la intención desde Maloka de proponer una ronda de conversaciones que rompa con la agenda mediática y política y nos sintonice con la ciencia. El año entrante serán al menos cuatro encuentros, cargados con algunos de los ocho ejes temáticos y las reflexiones que entregó la semana pasada la Misión de Sabios.
En este contexto, el papel de los expertos adquiere mayor relevancia. Contar con asesoría profesional facilita los procesos legales, fiscales y cambiarios que, aunque están diseñados para ser claros, pueden resultar complejos para quien llega por primera vez
El comercio no es una guerra silenciosa entre compradores y vendedores. Es un intercambio voluntario en el que ambas partes ganan, siempre