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ALTA GERENCIA

Un trampolín llamado MBA

viernes, 12 de mayo de 2023

José Carrillo

Antes de que la inteligencia artificial ganara el protagonismo que hoy tiene, de que el metaverso entrara de lleno en la foto e, incluso, de que la revolución de las startups tomara la dimensión que actualmente todos conocemos, las interrogantes sobre la pertinencia de cursar un MBA ya eran una realidad significativa en la población joven, que, como es apenas lógico, sopesaba los beneficios que le representaría dicha inversión en el mediano y largo plazo.

Pues bien, ahora, con la masificación de ChatGPT, el machine learning, el Internet de las cosas (IoT), el big data y la robótica; sumado al escenario de inflación global, las altas tasas de interés y la tensión internacional, el ejercicio de anticiparse a la evolución que tendrán los mercados a cinco o diez años se ha convertido en una aventura cada vez más incierta, que, en consecuencia, lleva a que esas interrogantes en los jóvenes trabajadores cobren una especial connotación.

Sin embargo, y en esa misma línea, con el fin de aprovechar que estamos en la era de los datos, resulta muy oportuno detenerse en algunas de las principales cifras que evidencian la vigencia que al día de hoy sigue teniendo la educación más allá del pregrado; ya que, al fin y al cabo, es la forma en la que los líderes contemporáneos toman la gran parte de sus decisiones, por no decir todas.

Para ello, vale la pena citar una reciente encuesta desarrollada por el Consejo de Admisión de Gestión de Graduados (Gmac, por su sigla en inglés), en la cual consultó a 3.600 egresados de diferentes escuelas de negocios sobre el impacto que tuvo cursar un MBA para sus carreras profesionales.

Dentro de los resultados más relevantes, se destaca que cerca del 87% de la muestra aseguró que tales programas tuvieron una contraprestación positiva por su tiempo y dinero invertido; y que nueve de cada 10 graduados (94%) califica como bueno, excelente o sobresaliente el aporte de su educación obtenida.

Así mismo, pensando un poco más en el diferencial adquirido, el estudio también evidenció que: el 70% de los encuestados estuvo de acuerdo con que un MBA los preparó para trabajar en organizaciones culturalmente diversas, el 76% afirmó que la experiencia en la escuela de negocios los formó para asumir posiciones de liderazgo, y que el 70% de los reclutadores consideran que los empleados con un título de una escuela de negocios tienden a percibir más ingresos que el resto de personas al interior de la empresa.

Ahora bien, con esto dicho, no hay que dejar de lado que la digitalización también está facilitando la decisión de la población joven para inclinarse por un MBA. Hoy por hoy, existe una nutrida oferta remota (virtual) que está diseñada para ser totalmente compatible con el trabajo, en el idioma de preferencia; y, en algunos casos, con la posibilidad de recibir doble titulación, como la americana y la europea, por poner un ejemplo.

Así las cosas, y como un comentario personal, existen razones de peso para ver en los programas de MBA y Executive MBA una puerta para adaptarse mejor a la volatilidad del mercado moderno. La digitalización, más que una amenaza, es un recurso que disminuye la complejidad de la decisión y permite actualizar en tiempo real los nacientes requerimientos del entorno empresarial; que, entre otras cosas, demanda más liderazgo y diversidad, y sobre todo, una visión que priorice a las personas y el planeta, sin descuidar la alta rentabilidad; todas estas hacen parte del trampolín que ofrecen escuelas de negocios como el Westfield Business School.

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