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ALTA GERENCIA

Las soluciones y las prioridades en la educación superior

lunes, 21 de noviembre de 2016
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Marta Losada

Usando datos de la Unesco podemos ver que en los países de economías avanzadas, o alto ingreso, aproximadamente  78,6% estaba cursando un primer grado de educación superior, 19% una maestría y 2,4% un doctorado en 2014. En contraste, en los países con menos ingresos,  92% de los estudiantes cursaba programas de pregrado, 7,2%  maestría y 0,8% programas doctorales.

Los datos referentes de Colombia para el mismo año son: 94% en el nivel  de pregrado (técnico profesional, tecnológico y profesional universitario), 5,8%  maestría y 0,2%  doctorado. Este bajísimo porcentaje de estudiantes en formación doctoral es una de las brechas más importantes a superar en el país. De otro lado, la descomposición del pregrado con un porcentaje tan alto en programas de menor duración también es disiente.  Es preocupante también la proporción de estudiantes en programas de pregrado cortos (32,3%), en comparación con países industrializados (Francia solo tiene  21% de los estudiantes en programas de pregrado cortos y es uno de los países que presenta los valores más altos).

Colombia es un país muy heterogéneo entre regiones, y en lo relacionado con la formación a nivel de educación superior es evidente. Con el propósito de ser  propositivos en la búsqueda de soluciones que apunten a asegurar posibilidades de incremento de la cobertura, y el aumento significativo de formación a nivel de programas de maestría y doctorado, sin descuidar aspectos claves que caracterizan la calidad de los programas que se ofrecen, se presentan algunas ideas. Hay factores que son reiteradamente críticos en la evaluación de calidad de programas como son: los profesores, recursos bibliográficos y medios educativos, investigación e internacionalización.

Una primera opción, ya implementada en Egipto con el Egyptian Knowledge Bank (EKB) es que el país provea para todos los ciudadanos, y en particular a todos los miembros de las comunidades de la educación superior, acceso a las bases bibliográficas fundamentales para garantizar la apropiación de  conocimiento. En este momento no somos eficientes, cada institución hace una negociación de acceso que es costosa y altamente afectada por la tasa de cambio. 

Una segunda propuesta tiene que ver con el uso más intensivo y extendido de la tecnología. Una  iniciativa interesante fue realizada en India bajo el liderazgo gubernamental, entre un conjunto grande de instituciones de educación superior; desarrollaron una serie de laboratorios virtuales para apoyar a todas las asignaturas en las áreas de ingeniería y ciencias físicas. Un ejercicio análogo en Colombia podría proveer a todos los estudiantes de educación superior mayor acceso a estos recursos. De igual forma, es importante que en el caso de infraestructura  y equipos robustos  en laboratorios, se desarrollen plataformas para que los estudiantes puedan acceder de forma remota y así realizar sus prácticas experimentales.

En el tema de profesores e investigación, se podría pensar en un esquema de contratación descentralizada de investigadores que tengan plazas compartidas con las distintas universidades públicas y privadas, para financiar el costo de contratación. Se debería promover la contratación de los mejores a nivel mundial en las distintas áreas de conocimiento. Nuevamente, así se puede intentar cerrar brechas entre regiones e instituciones para que realmente estemos orgullosos de todas las universidades que forman parte del sistema de educación superior colombiano. Existen esquemas con algunas similitudes en otros países que muestran resultados de alto impacto. Los recursos de regalías para ciencia y tecnología pueden ser usados para financiar estas propuestas.

En todo proceso de análisis y evaluación externa, se toma tiempo obtener resultados de la implementación de políticas, por ello, es fundamental ver la dinámica y no una foto estática del contexto.  Así, la implementación de las propuestas mencionadas anteriormente permitiría que los esfuerzos de evaluación de la calidad puedan realmente concentrarse en fomentarla con aportes constructivos.

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