El cambio, un proceso difícil que se debe dominar

Todos hemos escuchado la trillada frase que afirma que lo único que tenemos seguro en la vida es la muerte; pues bien, en el convulsionado mundo en que vivimos, ya no tenemos uno sino dos hechos absolutamente ciertos que ocurrirán a lo largo de nuestras vidas: el primero, lógicamente es la muerte; el segundo, que viviremos en permanente cambio.

En las empresas, todo cambio implica el rompimiento de un equilibrio existente para crear otro más provechoso para la organización. Así el cambio sea tecnológico, siempre involucrará al personal, que ofrecerá diversos grados de resistencia a adaptarse a un nuevo orden. Conseguir que un equipo de trabajo, se desprenda rápidamente de los viejos esquemas y adopte los nuevos, es determinante para avanzar sin tropiezos en la implantación de las modificaciones que requiera hacer la compañía.

Los cambios pueden ser de todo orden y los más complicados son aquellos en que los involucrados sienten que su situación se desmejorará frente a lo que tienen en la actualidad. Por eso es importante preparar a la gente, para que conozca a fondo las transformaciones que se harán y los beneficios que ellas traerán, tanto a los empleados, como a la empresa. Muchas veces, los directivos no alcanzan a vislumbrar la capacidad de bloqueo que pueden llegar a tener quienes no están de acuerdo con los cambios que se quieren implantar. Por eso y teniendo en cuenta la magnitud de lo que se quiera realizar, es recomendable contar con personal experto que prepare a la gente para que acepte los cambios con mayor facilidad.

Los cambios pueden ser de todo orden; algunos modifican levemente una aplicación o sistema existente, otros, por el contrario, traen consecuencias complejas, pues varían completamente la forma de ejecutar una determinada labor y hasta pueden dejar cesantes a varios trabajadores.

En alguna oportunidad, viví de cerca lo que fue el traslado de la sede de una planta a otra ciudad. Muchas fueron las lecciones adquiridas de ese proceso, pero tal vez, la más valiosa, tuvo que ver con la importancia de destruir rápidamente las esperanzas de los trabajadores de retornar a su antigua ciudad, pues ese era un paso duro pero indispensable, para que los empleados y sus familias, pudieran iniciar el proceso de adaptación a sus nuevas circunstancias de vida. En otra ocasión, como director de área, tuve que enfrentar un muy importante cambio que implicaba dejar unas muy cómodas y amplias oficinas, asumir nuevas funciones, reportarle a un nuevo jefe y, de alguna manera, perder cierta autonomía de la que habíamos gozado hasta entonces. En ese momento consideré importante que mi equipo no abrigara esperanza alguna de regresar al esquema anterior. Aprovechando que los muros de las antiguas oficinas iban a ser derribados, invité a todo mi equipo a tomar los mazos de los obreros y tumbar parte de lo que había sido nuestro sitio de trabajo. Muchos golpearon las paredes con rabia, otros con tristeza y nostalgia, pero al finalizar el ejercicio, se acabaron las lamentaciones y todos asumimos positivamente el reto que implicaba trabajar en el nuevos esquema.

El cambio cada vez se presenta con mayor celeridad y cuando llega, lo hace para quedarse. Quienes se resisten y oponen, son los primeros en desaparecer; quienes están abiertos y los asumen con rapidez, siempre irán un paso adelante.

Aprenda a no resistirse al cambio y sea un buen líder
Resistirse al cambio es parte de la naturaleza humana, porque siempre será percibido como una amenaza y generará angustia en las personas, porque implica abandonar aquello que se conoce para enfrentarse a situaciones desconocidas. Quien rápidamente logra visualizar los aspectos positivos de un cambio, se convierte en su abanderado y será un importante líder en el proceso de transformación que se busca