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El problema yace en que muchas veces estamos más preocupados en cómo ejecutar los recursos y no en cómo construir programas enfocados en empoderar a cada uno de los beneficiarios para lograr un cambio sustancial y sostenible a nivel de comunidad.
Ahora, llegar al empoderamiento comunitario es tal vez uno de los retos más difíciles, teniendo en cuenta que hay grandes diferencias en culturas, expectativas y costumbres que nos separan de las personas en donde ejecutamos nuestros proyectos.
En Puerto Bahía, para llegar al empoderamiento de los beneficiarios ha sido importante, por un lado, entender las dinámicas internas de la comunidad, como por ejemplo, el rol que juega la mujer al interior de sus hogares, la cultura que se hereda de los abuelos -aunque esta no se practique-, la consanguinidad de los habitantes de una zona y la razón de su desconfianza; y por otro lado, trabajar con los requerimiento de productos y servicios que tienen las empresas, las necesidades comerciales de la zona y limitaciones de infraestructura, entre otras cosas.
También se deben desarrollar procesos integrales donde la formación técnica es tan relevante e importante como la formación del ser y trabajar con las personas en la construcción de su proyecto de vida, enfocado en el autoempleo, la disciplina y el trabajo en grupo.
Todo esto con el objetivo de mostrarle a los beneficiarios que los programas de Generación de Ingresos Comunitarios, además de tener el componente social como valor agregado, deben ser competitivos en el mercado y autosostenibles en el tiempo.
Bajo esta filosofía ya hemos implementado dos proyectos de piscicultura con pescadores, una fábrica para la confección de uniformes de dotación industrial que es liderada solo por mujeres, una empresa prestadora de servicio especializada en el manejo de residuos y otra especializada en las actividades generales que se requieren durante las operaciones de carga seca en el Puerto. Todas estás iniciativas son desarrolladas en comunidades pertenecientes a la zona insular de Cartagena, una región con altos niveles de pobreza histórica.
A la fecha se ha logrado el empoderamiento hacia el desarrollo económico de más de 150 beneficiarios y sus familias, irradiando un positivo resultado en la comunidad, pues entienden que desde su interior se pueden generar oportunidades que les permitan salir adelante y generar ingresos a largo plazo.
En Puerto Bahía nos enfocamos en gestionar unidades productivas a la medida exacta de las capacidades que ofrece la comunidad, para cubrir las necesidades de la empresa y del sector, entendiendo que estos procesos toman su tiempo, requieren de una inversión y sus resultados son visibles en el mediano y largo plazo.
Teniendo en cuenta lo anterior, las empresas debemos actuar como guías y soporte para las comunidades y comprometernos con cambios sustanciales, para realizar aportes reales a la sociedad, logrando que el sector privado genere verdadero valor, especialmente en las zonas menos favorecidas.