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Causa emisiones de gases y residuos que contaminan las fuentes hídricas, además de afectar las dinámicas naturales de animales
Aunque el uso de la pólvora no para durante todo el año, se hace más frecuente durante la temporada decembrina, especialmente en el día de las velitas, Navidad y Año Nuevo. Esto, aunque parezca festivo, tiene consecuencias en el ambiente, en los animales e incluso en la salud de las personas.
Basta con decir que, según la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), entre el 24 de diciembre de 2024 y el 1 de enero de 2021, las concentraciones de material particulado aumentaron 160%. Además, los fuegos artificiales representan más de 70% de la contaminación atmosférica.
Para Benjamin Quesada, climatólogo, profesor y director del pregrado en Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, “desde la ciencia, tanto en Colombia como en otros países, nos muestra que estos espectáculos implican una huella contaminante que afecta distintos componentes del medio ambiente”. Se llega incluso a aportar en el smog y los picos de ozono.
En términos únicamente ambientales, el impacto comienza desde la liberación de partículas finas (PM 10 y PM 2.5) y gases (óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono). Según Quesada, “estas emisiones deterioran la calidad del aire y generan riesgos para la salud respiratoria”, por lo que podrían desembocar en episodios de asma, crisis respiratorias, quemaduras o accidentes. Esto sin dejar de lado el impacto en la contaminación acústica y la posible irritación de ojos.
Las fuentes hídricas también son afectadas por el uso de pólvora, y en esta línea, la vida acuática, pues una vez las partículas contaminantes están en el aire, son arrastradas hasta diferentes espacios. Es importante mencionar que los fuegos artificiales dejan residuos como estroncio, bario, plomo o aluminio. “Los percloratos, que se usan como oxidantes en los fuegos artificiales, son solubles y pueden contaminar aguas subterráneas y superficiales, afectando la vida acuática y entrando potencialmente en las cadenas tróficas hasta el ser humano”, comentó Quesada.
Y los animales son de los más afectados, por los sonidos, estruendosos y luces, ya que perciben con más facilidad los sonidos y los destellos pueden afectar su comportamiento. Para cualquier animal, doméstico o silvestre, se pueden presentar episodios de estrés y cambio en su comportamiento. Quesada añadió que “se ha observado que aves silvestres abandonan en masa sus refugios nocturnos”, en ocasiones quedando desorientadas o incluso perdiendo la vida.
Entre todo, no se puede ignorar el impacto que tienen en el cambio climático. En palabras de Quesada, “se emite CO2 por la combustión en la pirotecnia, el óxido de nitrógeno es un precursor del ozono (otro gas de efecto invernadero), y también la huella de carbono de esta pirotecnia (fabricación, transporte, disposición de residuos, etc.) no es despreciable”.
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