Importantes investigaciones coinciden una y otra vez, en que la felicidad es el objetivo primordial más anhelado de las personas, por encima de otros objetivos como el éxito profesional, la solvencia económica, la apariencia física e inclusive la salud. Ser feliz es lo que más queremos, pensamos que es el objetivo más importante de nuestras vidas y sin embargo no lo incluimos en nuestro día a día. Esta es la paradoja de la felicidad.
Precisamente, en un intento por enseñar a incorporar la felicidad en la vida de los estudiantes que pronto saldrán a la vida profesional, prestigiosas universidades están ofreciendo cursos especializados en enseñar a vivir una vida equilibrada y feliz. Además, porque una de las observaciones más generalizadas de los estudiosos del tema, es la bajísima correlación entre el éxito académico (colegio o universidad) y el éxito profesional, y la correlación inclusive más baja, entre el éxito profesional y el éxito personal (felicidad).
¿Acaso se puede aprender a ser feliz? Al parecer, sí. Y aunque el tema no puede condensarse en una página, hay consenso en cuanto a ciertas actitudes que conducen a la felicidad: Tener hobbies, no compararse con los demás, ser agradecido y expresarlo, ser compasivo con uno mismo cuando se cometen errores o hay fracasos, dejar la necesidad de controlar y llevar un estilo de vida saludable, son algunas de las conclusiones.
Ser generoso es otra práctica clave para ser feliz en la vida personal y especialmente en la laboral. Ayudar nos hace sentir bien. La razón es que al dar, nos sentimos conectados a otros, nos sentimos apreciados y al parecer ese sentimiento de reciprocidad detona felicidad. Además, como seres humanos, nos gusta ver que somos capaces de generar un impacto positivo en otros.
Estudiando el efecto de la generosidad en el trabajo, Adam Grant profesor de Wharton, concluyó que las personas generosas en sus trabajos, son más exitosas en sus carreras profesionales y que los CEO que son generosos y comparten sus sentimientos y preocupaciones con sus subalternos obtienen más cooperación por parte de ellos y por ende logran mejores resultados.
Otra actitud clave para ser feliz son las buenas relaciones personales. Los seres humanos somos los seres más sociables de la tierra y como tales necesitamos del amor y de la atención de otras personas. Amamos a otros para que ellos nos amen. Un estudio conducido por la Universidad de Michigan demuestra que cuando somos rechazados, el cerebro experimenta la misma reacción que cuando sentimos dolor físico. Esto se debe a nuestra naturaleza social.
La idea de que el fuerte, inteligente o creativo, es el que no se mete con los demás, no es verdad. Solo los sociópatas carecen del anhelo de sentirse conectados a otros. La evidencia muestra que no debemos poner nuestra felicidad, nuestro deseo más anhelado, en las manos de otros. Con la incertidumbre que este nuevo año nos presenta en tantas áreas de nuestras vidas, independientemente del panorama, recordemos que cada uno tiene la capacidad de ser feliz.
Por un lado necesitamos del cariño y el reconocimiento de otras personas pero por otro, para que nuestras relaciones interpersonales sean saludablesy nos conlleven a la felicidad, no deben generar dependencia. La capacidad de ser felices está en cada uno y no debe depender de nuestra pareja, ni de las calificaciones de los hijos o del comentario del jefe, y menos de la reforma tributaria.
Nuestra cultura nos ha inculcado la idea de que necesitamos que alguien nos dé algo para que podamos ser verdaderamente felices. De ahí las románticas canciones Sin ti no podré vivir jamás, Cant Be without you, etc. o la famosa frase que Tom Cruise le dice a Renee Zellweger en la película Jerry Maguire: You complete me. Como si no tuviéramos la capacidad propia de ser felices.
