En los años 70 el economista Paul Samuelson habló sobre las prerrogativas decrecientes de los hombres de negocios, advirtiendo progresivas expectativas sobre las empresas por parte de la sociedad.
Desde los años noventa con la popularización de la RSE, este pronóstico empieza a hacerse visible y hoy, en los inicios de la segunda década del siglo XXI, estas expectativas ya superan las fronteras de la operación de la empresa y se extienden a su cadena de suministro y al ciclo de vida de sus productos.
Las largas y complejas cadenas de suministro, junto con mayores niveles de rivalidad a nivel mundial no solo han permitido masificar la producción y el acceso a bienes y servicios a segmentos más amplios de la población si no que han generado también una inmensa lista de irregularidades, efectos negativos y vulneración de derechos, especialmente entre las poblaciones más desfavorecidas de todo el mundo, haciendo cómplices de estos hechos a todo quien participe de esta cadena.
Estos crecientes riesgos en las dinámicas globales de extracción, transformación y distribución, han hecho necesario el uso de mecanismos que permitan desarrollar el negocio sin riesgos en la imagen y reputación de la compañía, facilitando la gestión integral de toda de la cadena, lo que requiere no solo el asegurar la eficiencia y productividad deseada, si no controlando al mismo tempo los desempeños sociales y ambientales de los proveedores.
Uno de los mecanismos que facilitan esta ardua labor es la Metodología EDA, (Estrategia, Despliegue y Apropiación) desarrollada por la Línea de Investigación en Gerencia y Responsabilidad Social de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad Externado de Colombia, la cual tiene como finalidad facilitar y asegurar el desempeño responsable en la cadena de suministro de la empresa por medio de la relación con sus proveedores.
La metodología EDA centra su análisis en los procesos de suministro, gestión de recursos y compras de una compañía, mediante el desarrollo de tres etapas que buscan: I. Permitir mediante el análisis previo de la estrategia y caracterización de la empresa, la identificación de sus proveedores más vulnerables, formular la estrategia y el código de conducta y los objetivos a cumplir, II. Facilitar la implementación de las prácticas de responsabilidad social en los proveedores más vulnerables de la empresa; teniendo como punto de partida los propósitos comunes entre las partes y una voluntad de trabajo en equipo y III. Asegurar que los programas y actividades de RSE propuestos sean aplicados adecuadamente, garantizando los desempeños y comportamientos previstos.
Esta metodología se lanzó el 4 de abril de 2008 en el Primer Encuentro Internacional de Responsabilidad Social Empresarial del Programa Comprometerse, y ha sido aplicada en diferentes sectores de la economía, especialmente en empresas de hidrocarburos y de servicios públicos, con resultados que van desde la identificación de los riesgos en la cadena y los proveedores vulnerables, hasta el seguimiento y administración de planes de acción de las empresas proveedoras.
Presión social por más políticas de RSE
Los esquemas competitivos globales han venido incrementando su presión sobre las empresas para mejorar el impacto social ambiental y económico de su actividad. Las empresas que atienden directamente grupos masivos de la población reciben mayor presión social y por ende han empezado a desplegar un conjunto de reglas socio-ambientales en la cadena de proveedores.
