Hace muchos años, cientos, miles de años, había tiempo para mirarnos en los ojos, estrechar la mano. En las plazas de mercado se reunían para intercambiar sus mercancías, la gente se reía y buscaban entre colegas y comunidad cómo intercambiar momentos de ayer. Papa por arroz, hablar de la cosecha del mes pasado, de la comunión del hijo mayor, telas por carne. Intercambiar era una manera de existir, conocerse y cerrar un negocio. Para entonces la palabra era el mayor valor, negociaciones equitativas, justas, porque la justicia no dependía del otro sino de uno mismo.
En esta era donde no hay tiempo para intercambiar (mirarse en los ojos y estrechar la mano), hoy se lanza al mundo una iniciativa de la Fundación Laudes Infantis, que por más de 17 años puso en práctica El Truque como oportunidad para volver a creer en el valor de la palabra, el trueque como una economía afectiva, el trueque para intercambiar habilidades y talentos, para generar negociaciones equitativas y justas.
Por ello esta práctica, que para Laudes Infantis se convirtió en su filosofía, recoge lo mejor de nuestras tradiciones y lo mejor de la banca comercial. Aprendimos de los dos e hicimos lo que hoy se puede llamar una oportunidad para la sociedad en general.
En 1999, nace El Trueque, en uno de los momentos más complejos de la sociedad colombiana. Éramos primeros en habitantes de calle y fue entonces uno de los mayores desplazamientos en Colombia. La gente estaba perdiendo la esperanza, la confianza, sus tierras y llegaban a las montañas de esta gran ciudad Bogotá más huérfanos que ayer, con el miedo a sus espaldas.
En una de esas montañas, se hizo el primer intercambio: una nariz roja de payaso en un rostro y del otro lado una gran sonrisa de un niño”. Eso significó que no interesa de dónde vengas, quién eres, de qué estrato social eres o qué idioma hablas, El Trueque se convirtió en un pretexto para intercambiar y en esa montaña nacieron cientos, miles de trueques, que hablan de comunidades que recobraron la esperanza, que volvieron a creer en la palabra, que la guerra solo fue un estado, pero que la vida les pertenece y sobre todo la oportunidad para volver a creer en el otro.
Contamos con tres bancos físicos de El Trueque, donde cada persona sin importar la edad (pues las negociaciones empiezan desde los cinco años) y como cualquier banco del mundo busca un recurso, que va desde abrir cartera de crédito, cartera de ahorro, una cartera mixta, para cumplir un sueño, capacitarse o simplemente tener una charla acompañada de un café.
Este sistema revoluciona la economía actual. La economía afectiva es una manera de entender que somos una sociedad de igual a igual, que todos y todas podemos sumar para el mismo lado, que el trueque no es una vaina de pobres. El Banco Móvil cuenta con dos portafolios, uno social y uno empresarial donde el cliente podrá acceder al producto de su interés.
La sociedad se mueve tan rápido que nos perdemos en nuestro propio espacio, pero también logramos que innovaciones como esta inspiren a otros. Por esto, hoy certifico que no podemos solos, que nos necesitamos para avanzar.
El centro comercial Palatino es una de las entidades que tomó esta bandera como propia y presentará en sociedad el primer Banco Móvil del Trueque, una razón más para amar a Colombia.
Así, el trueque pasa de ser un simple intercambio de beneficios y se convierte en protagonista de una continua construcción de vidas y sueños.
