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EDITORIAL

Una empresa privada con poder estratégico

lunes, 27 de mayo de 2019

La principal aerolínea de Colombia atraviesa una época de cambio para reacomodarse en un mercado competido, pero sus movimientos deben ser vistos con lupa por las autoridades

Editorial

La fortaleza de las cifras de Avianca Holdings hablan por sí solas: mueven cerca de 18 millones de pasajeros en destinos nacionales y unos 13,1 millones en vuelos al exterior, lo que representa 55% del mercado local y más de 12% del regional. Dicho de otra manera de cada 10 viajeros que se mueven entre las ciudades colombianas casi seis lo hacen por Avianca y uno de cada 10 que vuela en la región. Y si su posición de mercado es privilegiada, los resultados empresariales son igual de elocuentes: los ingresos de la compañía el año pasado fueron de $14,4 billones que la ubicaron entre las cinco primeras en ventas del país. No sobra decir que es una de las pocas empresas regionales listadas en la Bolsa de Nueva York con un ADR que promedia los US$4, al tiempo que también cotiza en la Bolsa de Valores de Colombia a $1.650. Tampoco sobra decir que es una empresa privada con alta repercusión en el mercado local y que la situación de choque accionario por la que atraviesa debe seguirse con atención por las autoridades de control y vigilancia, pues su porción en la movilización de pasajeros es crucial para el país económico.

Avianca es una empresa centenaria de origen colombiano fundada en 1919 con el nombre Scadta en Barranquilla, ciudad que conserva su sede emblemática. A lo largo de los últimos 100 años ha logrado configurar la segunda flota de aviones más grande de América Latina y el Caribe con 189 aeronaves, solo superada por su rival, la chilena Latam, que ocupa el segundo lugar en Colombia y el primero en la región. Genera más de 20.000 empleos directos y otro tanto de indirectos, por lo que se le considera como una de las empresas privadas de mayor impacto no solo en el sector transporte sino en todo lo que tiene que ver con desarrollo regional. Entre los aeropuertos de la región mueve diariamente más de 80.000 pasajeros en casi un vuelo cada 20 minutos. Es una de las pocas aerolíneas en Suramérica que supera los 6.000 vuelos semanales, tarea que requiere un sofisticado ejercicio financiero que la hace susceptible de los vaivenes del precio del petróleo, las tasas de cambio y los costos fijos operacionales en tripulaciones.

Todos esos azares del negocio fueron los que se alinearon negativamente y llevaron a la Avianca de la era del empresario boliviano, Germán Efromovich, a sufrir un relevo accionario que la pone en un cambio de época que le debe asegurar a los usuarios colombianos, no solo satisfacción en el servicio, sino garantía de calidad y oportunidad. Claramente es una empresa privada sobre la cual el Estado solo puede vigilarla, pero al ofrecer un servicio público fundamental para el desarrollo del país, todas las entidades de vigilancia y control deben estar atentas al desarrollo de lo que al interior de Avianca ocurra. No importa que ya no sea una empresa de capital puramente colombiano, pero tiene un hilo sentimental con el país que aún utiliza como sede principal de sus operaciones. Con la alianza estratégica entre United-Copa-Avianca oficializada hace más de un año, lo único que le debe venir al país es un mejoramiento en todos los servicios de conexiones locales y externas. Larga vida a Avianca y que -cualquiera que sea su futuro accionario- se fortalezca en un mercado creciente como el colombiano, lugar único en Suramérica en donde compiten abiertamente las principales empresas de transporte de pasajeros de la región, como Avianca, Copa y Latam.

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