Turismo sí hay, pero poco e informal

Menos de dos millones de colombianos hacen turismo por el país, una cifra todavía insignificante si se tienen en cuenta algunos universos muy interesantes, como pueden ser los 14 millones de familias que hay o los 24 millones de personas consideradas como población económicamente activa.

El universo no son los casi 52 millones de habitantes, ni los 56,5 millones de viajeros (2024) que hacen uso de los distintos aeropuertos colombianos, tampoco los millones de vehículos que transitan por las carreteras nacionales. Turismo es turismo. Es una decisión económica de una familia o una empresa que opta por desplazarse de un lugar a otro para disfrutar: alojarse, comer, beber y participar de actividades entretenidas. Los aeropuertos están llenos de viajeros y las carreteras llenas de automóviles de un pueblo a otro, pero el turismo como tal aún no despega en condiciones que la industria con chimeneas pueda impactar en el crecimiento económico de Colombia.

Hay varias por las cuales no despega y su impacto real no se puede contabilizar en buenas condiciones: la informalidad, la inseguridad y la ausencia de una autoridad de turismo nacional que desarrolle el sector. Es fácil cuantificar el turismo exterior porque hay unos controles aeroportuarios que censan, por motivo, a los viajeros que entran al país, pero el registro único hotelero no funciona adecuadamente en Colombia, la información es imprecisa, obsoleta y no contribuye a diseñar políticas públicas en pos de un mejor turismo.

La informalidad en hostales, hoteles, hospedajes, restaurantes, bares y otros lugares turísticos, no está unificada y desarrollar una política nacional de gran turismo local es una quimera, máxime cuando se pregona a cuatro vientos que en esta “industria” está buena parte del crecimiento que remplazará las actividades extractivas. Los visitantes externos a Colombia no superan los 7 millones (2024) y los turistas locales solo son un par de millones en un país con enorme potencial, pero en el que habita el mayor enemigo del turismo: la inseguridad ¿Cómo seducir a un turista local que viaje por carretera de un pueblo a otro cuando no hay buena infraestructura y los carreteables están llenos de bandidos?

Al turismo no le puede pasar lo mismo que al sector agropecuario, graduarlo de quimera, ese estado de promesa que nunca llega a ser lo deseado. Es un país precioso, con una riqueza natural, étnica y cultural inigualables, pero capturado por factores que generan mucha inseguridad, tales como las bandas criminales, la informalidad que abusa del turista, la mala infraestructura y la asimetría costo beneficio en un sector que aún está en pañales.

Las plataformas de servicios turísticos que operan desde afuera la riqueza turística colombiana son las que están haciendo su agosto, al no pagar impuestos y no garantizar buenos servicios. A los últimos gobiernos les ha faltado compromiso con un sector que reclama modernización, menos impuestos, mayores inversiones y mucha más seguridad.

El turismo es el secreto mejor guardado de la economía colombiana y el país efectivamente se puede convertir en uno de los mercados de mejor desempeño porque lo tiene todo, lo único que falta es creerse el cuento y trabajar para que sea un sector moderno y seguro que mueva las economías regionales que deben entender el turismo moderno que va más allá de una plaza o un paisaje, que no brindan nuevas experiencias.