Presidencia de ISA no se puede politizar ni feriar

Ecopetrol nunca había sido una empresa tan poderosa como lo es en la actualidad, no solo por su buen desempeño o por el papel protagónico que juega para las finanzas de la economía colombiana, sino por la compra que acaba de hacer de ISA, un grupo empresarial local con acento multilatino que está listado en las bolsas de valores de Colombia y Brasil; con ADR, American Depositary Receipt, inscrito ante la Comisión de Valores de Estados Unidos; con casi seis décadas de experiencia en energía eléctrica, infraestructura, telecomunicaciones y tecnologías de información, a través de medio centenar de empresas subordinadas.

Hablamos de un grupo que el año pasado vendió más de $9,1 billones y obtuvo utilidades de $2 billones. Hoy por hoy es el noveno grupo empresarial que opera en el país, superado por algunas como la misma Ecopetrol, EPM y Terpel. Sin duda será el negocio del año que aún genera críticas y suspicacias por parte de los accionistas minoritarios de ambas compañías, quienes no fueron tenidos en cuenta al realizarse la operación, pero más porque el Grupo de Energía Bogotá sigue reclamando la información de por qué el Ministerio de Hacienda no tuvo en cuenta su oferta de compra que era notablemente más alta.

Por ahora, lo único cierto es que Ecopetrol es dueña de ISA, que pago por ella $14,2 billones y que ante la salida de su CEO, Bernardo Vargas Gibsone, el gobierno corporativo de la otrora mixta petrolera deberá escoger un reemplazo idóneo que goce de la credibilidad nacional e internacional y logre llevar a la compañía a buen puerto.

ISA nació en tiempos del expresidente, Carlos Lleras Restrepo, y desde entonces ha sido manejada con buen pulso por un gobierno corporativo idóneo, con estatutos internos a la vista y con un olfato para la diversificación de sus negocios envidiables por su competencia.

Es una empresa líder en todos los mercados en los que participa y en los negocios estratégicos para el buen funcionamiento de los países como es la energía y la infraestructura. Es el operador energético con la mayor participación de mercado en Colombia y Perú; mientras que en Brasil es el mayor operador privado. Lo curioso es que en donde ISA es más fuerte e innovador -operación de autopistas- no tiene presencia importante en Colombia, máxime cuando el gran lunar de la competitividad local es justo en las autopistas.

Aún Ecopetrol no ha hecho pública la hoja de ruta de ISA. Nadie sabe qué se quiere con esa compañía. Por ahora no se sabe para dónde va el innovador grupo de infraestructura ni cómo va a funcionar en su alta gerencia. Lo que sí es oportuno, es pedir claridad y transparencia sobre el futuro de ISA y exigirles que no se politicen los nombramientos fundamentales. Se especulan nombres de ex ministros, ex CEO de otras compañías públicas y privadas, la siempre suerte de sonajeros que afectan la historia de buenas gestiones.

Los presidentes de empresas como Ecopetrol, EPM, Grupo de Energía Bogotá, ISA, entre otras, deben estar alejadas de los ciclos políticos de presidentes, alcaldes y gobernadores, y ubicarse lejos de las milimetrías del poder político para que sus millonarios contratos no sean capturados por la corrupción institucionalizada. La jugada de Ecopetrol sobre ISA fue buena para las arcas del Estado, pero puede verse opacada por la salida de Vargas Gibsone y la llegada de un operador político.